Localización: En el Tirol austríaco, partiremos de la localidad de Sölden por la B186, para desviarnos a 1 km del inicio y adentrarnos ya en la carretera que a la derecha nos llevará al Glaciar, y que es conocida como la Ötztaler Gletscherstraße. |
Especificaciones: Carretera en perfecto estado y con señalización horizontal hasta el cruce del Km 1 donde se estrecha la ruta y el suelo, siempre transitable sin problemas, se muestra algo irregular a tramos, sin duda en función de las frecuentes heladas. El bosque y los edificios del inicio irán dando paso a la magnificencia de las montañas a medida que vayamos remontándonos sobre el valle del Ötztal. |
Fuentes: Desconocidas. |
Descripción: La ascensión a la estación de esquí del glaciar Ötztal nos lleva al "punto más alto de los Alpes al que se puede llegar en bicicleta de carreras", dicen allí, aunque la disputa con la cima de La Bonette francesa está servida. Para los cazadores de récords, esto puede ser un incentivo suficiente para afrontar esta durísima escalada, asfaltada en 2004, pero también para aquellos que estén interesados principalmente en la belleza escénica: el viaje al hielo eterno bien vale la pena. Pero que no es apto para cicloturistas poco preparados, por cuanto hay un letrero que lo dice bien a las claras: "Carretera de montaña solo para ciclistas experimentados". Y es que nos estamos moviendo en un coeficiente de dificultad similar a los de otros colosos europeos como el Mortirolo o el Angliru: ¡casi nada! Los números del puerto son de los que “asustan”, ya que para llegar hasta los 2795 m de su cima tenemos que superar 13,5 km al 10,57% de media con un desnivel acumulado de 1427 m. El Rettenbachferner y su “hermano” el Tiefenbachferner se encuentran en el valle del Ötzal, Tirol austríaco, en una carretera que desde la localidad de Sölden nos lleva al glaciar del mismo nombre. Lo del “hermano” es que poco antes de la cima nos vamos a encontrar con dos posibles finales ya que la carretera se divide en dos: Rettenbachferner y Tiefenbachferner. El primero a los pies del glaciar; para llegar al segundo es necesario atravesar un largo túnel. El comienzo es muy exigente y se hace pasando por urbanizaciones entre las que ganas altura con rapidez. Los cinco primeros kilómetros, con una pendiente media superior al 11%, te marcan y hay que tomárselos con calma y sin despistarse en un par de cruces. Probablemente estamos en la zona de pendiente más constante, de pocos descansos, con carretera todavía bastante ancha. Toca guardar fuerzas y disfrutar de las vistas hacia el valle. Por fin la pendiente nos da un respiro y se llega a la zona de la barrera. El paso es gratis para los ciclistas, pero de pago para los vehículos. Un kilómetro al 6,1 % es un pequeño engaño ya que los casi siete que nos quedan van a ser terribles, de nuevo en ese terrorífico 11% de media. Eso sí, el paisaje cambia por completo: desaparecen las casas, el bosque y la montaña con sus inmensas praderas mandan. Comienza una larga recta que nos adentra en el valle glaciar. Sobre nosotros las grandes cumbres son un perfecto telón de fondo, y empezamos a envolvernos en la soledad y sentirnos bien. Pasamos unas curvas de herradura, la grandeza de todo lo que nos rodea es cada vez mayor. Llegados a la parte final de la subida, queda a nuestra izquierda el desvío a Tiefenbachferner. Y tras un tremendo esfuerzo por vencer esos auténticos muros siempre por encima del 10% que no dan tregua, asistimos al final de una historia con punto final común a 2795 m de altitud. Estamos solos, nadie a la vista. Momentos de paz, disfrutando de la inmensidad de las montañas, del silencio... Por cierto, este entorno sirvió para rodar exteriores de la película Spectre 007 de James Bond: seguro que, si habéis llegado arriba, entenderéis el porqué.
Texto: Jon Beunza
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