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Localización: Partimos de Caprile por la Nº 641 para dirigirnos a Canazei a través de este mítico puerto dolomítico. |
Especificaciones: Carretera ancha y con suelo de reciente factura, bien señalizada y con tránsito abundante. Conviene tener precaución en las diversas galerías, algunas con curvas, que se atraviesan en la mitad del puerto. |
Fuentes: No abundan en las montañas dolomíticas y, desde luego, no será por falta de agua en el entorno: quizás tengáis que echar mano al bolsillo en algún bar. |
Descripción: Por su estratégica situación en el Valle di Fassa, en los confines entre el Trentino y el Véneto, ha visto numerosas veces el paso de los corredores en el Giro. La grandiosa montaña de la Marmolada (3342 m), con varios picos por encima de los 3000 m, conserva en su interior el glaciar más extenso del macizo dolomítico, y en sus laderas se vieron violentos combates en la 1ª Guerra Mundial, pues por su cima pasaba la frontera austro-italiana. Y de aquellas batallas sangrientas se ha pasado a otras más recientes e incruentas, en las que han tomado parte los nombres míticos del ciclismo mundial que han tenido que sufrir… y de lo lindo, como cualquiera que se enfrente a la «Reina de las Dolomitas». Todo puerto de más de 1000 m de desnivel ya entra en la categoría de Especial y si para superar esa cifra solo tienes 14 km, es que estamos hablando de un auténtico coloso. Y, lo que aún es peor, si el tramo más exigente de la subida se encuentra en la parte final, ya podemos empezar a hablar de una ascensión terrorífica… y lo es ciertamente. En cambio, cuando en su inicio se abandona plácidamente la bella localidad de Caprile y se atraviesa el torrente Cordevole para entrar en la hermana Saviner, las cosas parecen que no van a asustar a nadie. Enseguida, según quede a nuestra derecha el cruce hacia Arabba, nos damos cuenta de que más vale no confiarse y poner un ritmo reservón que nos deje fuerzas suficientes para ese temible tramo final. La primera rampa de dos cifras acaba de hacer su aparición y pronto se verá acompañada de otras incluso más fuertes al paso por Rocca Piétore. Un par de herraduras dan acceso a un nuevo trazado rectilíneo, con diversos núcleos de población que entretienen nuestra atención. Una magnífica exposición de aves de madera en Pian y una vaguada a la izquierda, nos sitúan de nuevo en el empeño de tener que vencer alguna otra herradura a medida que la pendiente va ganando en intensidad. Área Recreativa, bosque, viaducto, túnel, puente, galería… son las siguientes referencias para llegar a Malga Ciapela, localidad que ha acabado por ganarse merecida fama gracias a algún ingeniero sin demasiada inspiración: ¡mira que es difícil hacer carreteras rectas! . No es necesario comentar que a nadie nos gusta que el sufrimiento que nos aguarda se nos haga presente de sopetón y de un solo golpe de vista: ¡con lo bonitas que son las curvas para ponernos metas más cercanas y asequibles! Pero nada, que no hay otra opción si queremos salir vencedores de este monstruo: a meter el desarrollo más pequeño del que dispongamos y a evitar mirar al frente. Si tenemos buen sentido del equilibrio, quizás podremos cerrar los ojos en esos más de tres mil eternos kilómetros en los que la rampa parece no descender nunca del 12% hasta llegar a una herradura derecha donde, por lo menos, podremos contemplar con estupor esa «recta infernal» que acabamos de superar. Lo que no disminuye, en cambio, es la exigencia del pedaleo mientras las herraduras se suceden y pasamos junto a un cartel del 15% que, como siempre, se queda corto. Y… a sufrir, de pie o a golpe de riñón, pero a sufrir hasta alcanzar con honor la cima de uno de los puertos más temidos de Europa. El panorama en lo alto —esa meseta de 2,5 km de largo en la que se ubica el precioso Lago di Fedaia— nos devuelve al mundo real, si hemos conseguido llegar aquí arriba, al pie de la Reina. Como curiosidad os diremos que el cartel de la cima no se halla en el punto más alto, pues aún nos falta un centenar de metros para acceder al túnel, donde nuestros altímetros dan la cota más alta . Hay quien dice que la Marmolada es el corazón de los Dolomitas, donde el rosa del Giro se destiñe, el deporte acaba y nace la mística, donde sucumben los campeones y pervive la leyenda. Pues nosotros ya hemos entrado en ella. |
Mapa situación: |
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Vídeo: |
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