Descripción: Cuando el Tour de Francia hizo la presentación de la edición de 2018 buscando cosas novedosas e impactantes, incluyó en uno de sus finales pirenaicos la cima del Portet. ¿El Portet era una novedad? Sí y no. Sí, porque hasta su cima no se había llegado nunca; y no, porque en realidad es la continuación de una subida que había sido ya final de etapa en diez ocasiones, y que partiendo de la bella localidad pirenaica de Saint Lary llegaba hasta la estación de esquí de Pla d’Adet. El comienzo es único para ambas ascensiones, que durante 7 km comparten carretera camino de la estación de esquí. Al llegar a ese punto y tras girar a la izquierda en una pequeña rotonda y descender unos pocos metros, el trazado ofrece la ruta habitual hasta la estación continuando la ascensión por espacio de 3 km. Pero también se puede uno desviar de la ruta convencional, cogiendo un desvío a mano derecha y continuar ascendiendo otros 9 km más. La diferencia es notoria: pasamos de llegar hasta los 1680 m de la estación a poder ascender hasta los 2215 donde finaliza la carretera del Col de Portet. Cuando lo ascendimos su tramo final estaba en mal estado, pero era posible hacerlo sobre ruedas finas. Pasaron los años y al no acometerse ningún arreglo, lo que quedaba de asfalto fue desapareciendo, y la pista quedó impracticable para ascender con una bicicleta de carretera. Habíamos conocido la existencia de este puerto gracias al maestro y pionero de las altimetrías en España, Mario Ruiz. Sus cifras eran sorprendentes. La ascensión sorprende a propios y extraños porque combina la parte inicial y dura de la subida a la estación: esos 4 km iniciales que están cortados en la ladera del monte y que no ofrecen un respiro hasta que pasas la localidad de Soulan, combinada con uno de los finales más duros que hay en el Pirineo. Durante ese tramo inicial, los ya de por sí 4 km al 10% de media constante parecen ser a más del 12% porque el sol incrementa muchísimo la dureza. Por si fuera poco, el trazado presenta en sus tres primeros kilómetros una única herradura y no hay manera de coger aire en una recta infernal que parece no tener fin. Al llegar a Soulan, y tras superar una dura rampa a la salida de dicha localidad, el puerto da un respiro y afloja mucho la pendiente por unos centenares de metros antes de volver a endurecer y situarse cerca de un 10% durante otro kilómetro más hasta la rotonda que antaño daba el respiro definitivo. Pero claro, eso es si quieres subir a la estación. Hoy en día, y desde que el Tour le abrió la puerta, el puerto se ha arreglado. Su asfalto no está tan fino e impecable como la de la parte inicial, incluso hay algo de gravilla suelta, pero vuelve a ser 100% ciclable para una bicicleta de carretera, y por tanto un reclamo para cualquier ciclista “loco de las cumbres”. Serán otros 9 km más, aproximadamente desde el cruce a un 8-9% continuo, lo que convierte este puerto en uno de los más duros de toda la cordillera pirenaica. A 2215 m de altitud, supera en 100 m a los de su vecino Tourmalet. Mucho desnivel en menos distancia, la media no engaña: es un auténtico coloso. Y el entorno de praderas de alta montaña en que nos introducimos, es abrupto y despiadado, especialmente en los días en que el sol aprieta, como hemos comentado. Pero la sucesión de herraduras que nos cambian de continuo la perspectiva y nos permiten contemplar gran parte de lo ascendido le da un toque de espectacularidad ciertamente incomparable. No encontramos ninguna rampa de esas que llamamos “inhumanas”, pero la exigencia es brutal en cualquier caso. Al atravesar el túnel ya sabemos que el éxito está conseguido, aunque el esfuerzo deberemos mantenerlo hasta coronar tras ese último kilómetro que, como decía Pedro Delgado, “parece que no acaba nunca”. Si Pla d’Adet es agónico por su trazado y orientación, el Portet, que es casi el doble de largo, infunde mucho respeto. ¿Se atreverá el Tour a traer de nuevo aquí a los mejores ciclistas del mundo? La inversión está realizada y los arreglos para hacer la ruta transitable también. No cabe la menor duda de que van a volver y además pronto. El Portet va a repetir en la Grande Boucle. El Portet ya se ha estrenado con victoria de Nairo Quitana y exhibición del líder Geraint Thomas en el Tour 2018, y ha venido para quedarse: algo bueno ¿para todos? Quizás, para casi todos. Subir en competición hasta su cima se tiene que hacer muy duro y quizás para los ciclistas del Tour no sea tan buena idea. Pero para los que no lo somos, es un reto de una dificultad considerable pero cuya recompensa en la cima está más que justificada. Os animo a todos a conocerlo; no os defraudará. (texto adaptado de Rubén Berasategui) |