Descripción: Sólo con citar el nombre de la Croix de Fer, así en francés, ya nos vienen a la memoria las muchas veces, catorce en concreto, que el Tour de Francia ha pasado por su cima. Hace dos años fue Rasmussen quien lo coronó en cabeza, aunque lo hizo ascendiendo por la vertiente del Glandon, para imponerse finalmente en La Toussuire, en aquella fenomenal etapa que vio el desfallecimiento de Floyd Landis y a Piñeiro vestido con el maillot amarillo. Si jornada épica fue aquella, no lo será menos, a nada que los ciclistas se empeñen, la que en la próxima edición de la prueba gala les llevará hasta sus 2067 m por la vertiente que aquí os comentamos. Y lo harán tras vencer previamente el Galibier para finalizar la etapa reina en la cima del Alpe d’Huez. Como veis estamos en el mismo corazón de los Alpes y aquí no hay escapatoria. Al hablar de un puerto tan exageradamente largo para lo que se estila en Europa, lo mejor será que lo dividamos mentalmente en cuatro zonas diferentes para evitar así la sensación bien real de que “esto no se acaba nunca”. En la bonita ciudad de St. Jean de Maurienne y poco antes del puente sobre el Arvan daremos comienzo a la primera de ellas, un tramo de 4,5 km con pendientes entre el 7 y el 8%. Podríamos considerar que hemos superado un puerto de 3ª durillo y habremos dejado a nuestra derecha la carretera que sube a La Toussuire, donde el danés, hoy vilipendiado, alcanzó la gloria. Y nos dejamos caer durante un par de kilómetros más para afrontar el segundo de los cols de nuestra empresa. Éste ya es otra cosa bien diferente, con 6 km que oscilan casi en su totalidad entre el 7 y el 9% para coronar, por tanto, lo que podría ser un 2ª duro en la zona de los túneles y descender hacia el cruce del col du Mollard, que será mejor dejar para otro día. Los 7 km siguientes, aunque mucho más llevaderos, también se harán sentir en nuestras piernas y en nuestra cabeza si los compañeros nos ponen un ritmo demasiado fuerte. Podríamos decir que hemos subido un nuevo puerto de 3ª sin especiales dificultades. Aunque, eso sí, más nos valdrá reservar las fuerzas para ese final desde St. Sorlin d’Arves, con otros siete mil metros en los que la pendiente se mantiene constantemente cercana al 8%. Y es que este postre ya sería por sí mismo un 1ª categoría de los serios mientras vamos trazando una larga serie de curvas de herradura que nos entretienen el pensamiento, ya puesto exclusivamente en alcanzar la cima. Y al coronar este puerto que vale por cuatro, cómo no, la foto de rigor junto a la cruz de hierro. |