Descripción: Fue en 1910, en el transcurso de aquella etapa mítica entre Luchon y Bayona con más de 300 km y que actualmente se rememora con una marcha cicloturista, cuando Octave Lapize, quién si no, fue el primer ciclista que pasó en carrera por su cima. Venía de superar el Peyresourde y aún tenía por delante los dos colosos de aquella jornada épica, el Tourmalet y el Aubisque, cuando se enfrentó desde la bella localidad de Arreau a este col d’Aspin que, si bien no es tan exigente como esos dos monstruos, sí que reúne la dureza suficiente como para verse encuadrado en los puertos de 1ª categoría de la “grande boucle”. Si luego el héroe galo acabó llamando “asesinos” a los organizadores de tal etapa no sería por las rampas de este collado aunque sin duda que alguna repercusión tuvieron en su exclamación acusadora. A la entrada en Arreau por la D-929 en dirección a la frontera española, se inicia a la derecha las primeras rampas de este puerto con dos primeros kilómetros bastante llevaderos hasta tomar una vaguada derecha donde de verdad se inicia la dureza principal de la ascensión. En el km siguiente ya nos enfrentamos a alguna rampa superior al 10%, aunque de nuevo volvemos a porcentajes asequibles. La dificultad mayor estriba en que paulatinamente y a medida que acumulamos cansancio la exigencia va en aumento desde un 5% hasta el 9% medio del octavo kilómetro, y además en un tramo de trazado rectilíneo por el flanco de la montaña cuando empezamos a divisar en lo alto el collado final. Las únicas referencias en nuestra ruta van a ser algunas cabañas y pabellones para el ganado que acostumbra a pastar en estas praderas y, para desesperación de los más débiles, nuevas rampas de dos dígitos hasta tomar una herradura derecha con un bar en el interior que da paso al tramo final de la escalada. Al trazar casi mil metros después una herradura izquierda ya daremos vista definitivamente al alto aunque todavía deberemos superar alguna rampa traicionera. Coronaremos a casi 1500 m de altitud, con un panorama espectacular sobre todo lo que hemos ascendido y en lo alto, dominante, el Pic du Midi. Y si tenemos tiempo y ganas nos podemos lanzar por la ladera opuesta hasta la estación de La Payolle y retornar a Arreau por un puerto menos conocido pero de un enorme atractivo, l’Hourquette d’Ancizan. De verdad que no os arrepentiréis.
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