Descripción: La vertiente norte de este mítico col tiene su inicio en Briançon, bella ciudad fortificada donde los ciclistas hispanos han escrito espléndidas páginas ciclistas. Así mismo la ascensión del coloso alpino que remonta el río Cerveyrette es de una espectacularidad que atrapa nuestra atención, evitándonos pensar en el sufrimiento que nuestras piernas experimentan en cada pedalada. Y además, en la cima, podremos admirar un curioso Museo del Tour que hará las delicias de todo buen aficionado. Y nosotros lo somos, ¿o no? Pues vamos a por él. Esta vertiente es menos utilizada en general que la que asciende por la Casse Déserte y finaliza en las empedradas pendientes de la villa de Briançon. Tras haber disfrutado de los encantos de esta magnífica plaza fortificada, y en una rotonda a la salida de la localidad iniciamos nuestra escalada por una carretera en cornisa sobre la garganta que forman en la montaña las aguas de la Cerveyrette. Son 3 km en los que la pendiente se sitúa cercana al 7% hasta el cruce que se dirige, aunque de paso prohibido por su uso militar, al Fuerte del Gondran. Después gozamos de un descenso de algo más de 1 km, y que será nuestro único descanso en la ascensión. Es digno de reseñar el carril bici del que podremos hacer uso durante un largo tramo de la ruta y que nos va a aportar mayor tranquilidad en nuestro lento pedaleo. Ya el horizonte se ha ido anchando al abandonar la garganta y continuamos la subida en el valle del Izoard. La ruta se estrecha de nuevo para ir trazando varios lazos en un bosque de coníferas, que aquí se llaman “mélèzes”, en lo que los cicloturistas consideramos un recorrido de ensueño. Hasta alcanzar la población invernal de Cervières, por encima ya de los 1600 m de altitud, los kilómetros se suceden sin sobresaltos y sin pendientes demasiado exigentes, aunque conviene no confiarse para no pagarlo al final. A partir de ese núcleo los 10 km que aún nos restan van a requerir todas nuestras energías y en especial al superar Le Laus, donde tenemos la última fuente de la subida. La pendiente media se va a situar entre el 8 y el 9% hasta coronar, mientras la ruta serpentea en medio del bosque en continuas herraduras y la dificultad no parece atenuarse hasta que alcanzamos el Refugio de Napoleón. No es así: solo ha sido una referencia que rompe la agradable monotonía de la escalada. Aún nos quedan mil metros para alcanzar la cima del coloso y disfrutar del panorama que desde él se contempla, si el viento no nos obliga a buscar rápida protección en el Museo del Tour, que nos hablará de tantas gestas ciclistas que hoy hemos hecho nuestras. Y la foto junto al monolito es obligada, si la gran cantidad de “motards” no nos lo impide. Acabamos de escribir nuestra propia leyenda ciclista. |