Localización: Partimos desde Puente Tablas pasando el río Guadalbullón y en la rotonda de los Pavos Reales, ya en la capital, nos adentramos por la Avda. Antonio Acosta primero y la calle Santa María del Valle después. Seguiremos por la Avda. de la Estación hasta alcanzar la Plaza de la Constitución, donde enfilaremos por la calle Bernabé Soriano hacia la Catedral de la Asunción. Luego la carretera a Jabalcuz nos llevará por la derecha al cruce al castillo por la circunvalación y en 1 km a la izquierda para emprender la ascensión definitiva. Parece complicado, pero está bien señalizado. Y además ya sabéis: siempre hacia arriba. |
Especificaciones: Cuidado fundamentalmente con el tráfico urbano. Al tomar el cruce final al castillo la carretera tiene unos 6 m de ancho con señalización horizontal. El arbolado en este tramo nos protege del viento y del sol. |
Fuentes: En la ciudad no tendremos dificultad alguna en encontrar toda el agua que necesitemos. Hay una fuente en el Área Recreativa de Santa Catalina. |
Descripción: El Castillo de Santa Catalina es probablemente, junto con la Catedral, uno de los más destacados emblemas de la capital jienense. Su excepcional ubicación, en lo alto del cerro homónimo que domina la ciudad, lo ha convertido en privilegiada atalaya a la que todo el que visita Jaén tiene la obligación de asomarse. Esto es lo que haremos nosotros en cuanto consigamos conquistar ese increíble recinto amurallado. Los restos más antiguos del cerro datan de época ibérica, aunque el asentamiento con función militar se debe al cartaginés Aníbal, asentamiento que los romanos remodelaron según su conveniencia. Centurias después, la antigua alcazaba califal levantada en el siglo IX, se amplió tras la conquista cristiana de Fernando III (1246). El resultado es el castillo que vemos hoy, también conocido como Alcázar Nuevo. Se trata de uno de los tres recintos defensivos que conforman el Castillo de Jaén: Alcázar Viejo, Alcázar Nuevo y Abrehuí. Su nombre proviene de la capilla gótica que se construyó en su interior tras su conquista: la de Santa Catalina de Alejandría.
En la Guerra de la Independencia, el ejército napoleónico convirtió la fortaleza en la mayor y más importante base de las tropas del Alto Guadalquivir. Para ello se acometieron multitud de obras de acondicionamiento con nuevos edificios. En el momento de la retirada los franceses volaron gran parte de las construcciones, dejando seriamente dañadas otras. A mediados del siglo XX se inició la construcción de un parador de turismo en los terrenos del Alcázar Viejo islámico y hasta la actualidad se han llevado a cabo obras de restauración, de estudio arqueológico y de acondicionamiento para uso turístico y cultural del Castillo de Santa Catalina. Pues bien, amigos, tras esta breve introducción cultural al monumento que vamos a visitar en nuestras monturas metálicas, partiremos con brío desde el punto más bajo de la carretera de acceso a la urbe desde Puente Tablas, atravesado ya el río Guadalbullón en Puente Tablas. Como hemos indicado y siempre en ascenso llegaremos a la Catedral, donde la foto es obligada. Rodaremos a continuación por la carretera de Jabalcuz hasta llegar a la altura del Seminario Diocesano, y tomando a la derecha empezamos a vislumbrar ya las almenas del castillo. Aunque lo vemos muy arriba, en ningún momento tenemos la sensación de que la empresa nos vaya a exigir un excesivo esfuerzo. En una vaguada a derechas tras un descansillo de medio kilómetro, comenzará a la izquierda la que propiamente podemos considerar como subida al Alcázar Nuevo. Y esto es ya otro cantar. Tras el giro afrontaremos una larga recta en que la rampa inicial nos mantiene durante 400 m al 12% de pendiente media, flanqueados por una tupida masa de pinos junto con algunos almendros que lucen bellísimos en flor. Una curva de vaguada a derechas pone fin a casi un kilómetro de recta y enseguida dejaremos a la izquierda la carretera que lleva al hospital. Y tras un área recreativa ganamos un último descansillo previo al asalto final de la fortaleza. Con unas espléndidas vistas de la ciudad, trazamos una herradura a derechas y vemos al fondo un elegante arco de piedra que sirve de puerta de entrada al recinto fortificado, en el punto donde superaremos la rampa más exigente de toda la ascensión. Tras atravesarlo, una última herradura nos sitúa frente al Parador Nacional y el asfalto se convierte en empedrado, lo cual no nos va a impedir continuar nuestra marcha hasta el pie mismo del castillo. Y, si continuamos a pie, encontraremos un mirador con una cruz desde donde se puede divisar prácticamente todo el territorio provincial: al norte y al oeste la campiña y Sierra Morena, un territorio fértil repleto de olivos y surcado por el valle del Guadalquivir; al sur se extiende la Sierra Sur de Jaén y los parques de Santa Catalina y Monte la Sierra; y al este Sierra Mágina, territorio vinculado durante siglos a la frontera del Reino de Granada.
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Mapa situación: |
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