Localización: Abandonamos las N-240 para entrar en L'Espluga de Francolí, en la tarraconense Conca de Barberá, y buscamos la salida que nos conduce hacia el Monasterio de Poblet y Prades, por la T-700. |
Especificaciones: Buen asfalto en todo su recorrido, carretera muy cuidada, y con escaso tráfico. Los primeros kilómetros van cruzando los viñedos típicos de esta zona, adentrándose en la segunda parte de la subida en un tupido bosque de encinas. |
Fuentes: En L'Espluga de Francolí podemos aprovechar algún comercio o buscar por sus calles una fuente pública, y en el Km 10 de ascensión, a mano izquierda, veremos un área de picnic con una fuente de agua fresca. |
Descripción: Si miramos los números de este puerto, tal vez no nos llame la atención: en solo uno de sus 19 km se supera el 5% de pendiente media. Sin embargo, su belleza, su trazado plagado de curvas que buscan siempre la parte más suave de la ladera montañosa, la tranquilidad y el olor a naturaleza protegida de la codicia del hombre, nos harán pasar un momento delicioso sobre la bicicleta. Es por estos detalles y otros de carácter histórico por los que esta ascensión entró a formar parte del listado del CIMA. Entramos, al poco de salir de L’Espluga, en el Paraje Natural de Interés Nacional del Valle del Monasterio de Poblet, categoría que reciben estos montes para garantizar la conservación del entorno natural del cenobio. Cuando llegamos a las proximidades del recinto monacal, los viñedos inundan los campos llanos y las laderas más bajas de los montes. Poblet deriva del latín populetum (alameda) ya que desde siempre los montes de esta comarca han estado poblados de bosques de álamos. También podemos encontrar en este paraje la única comunidad de roble melojo de toda Cataluña. Pasamos rozando los muros del Monasterio, con sus características almenas en forma de pirámides, donde se guardan tesoros y reliquias junto a las tumbas de reyes de la Corona de Aragón y Cataluña. Impulsado por Ramón Berenguer IV y entregado a la orden del Císter, hoy en día es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sería imperdonable abandonar hoy esta comarca catalana sin haberle hecho una visita, paseando entre tanta historia y tanto legado. Al girar a la derecha junto al Monasterio, seguimos rodando plácidamente, con las encinas cada vez más presentes, y cruzando de vez en cuando algún barranco de los que bajan de la Serra del Bosc, como el de Castellfollit o el de Torners, que habremos de pasarlos sobre sendos puentes. A la izquierda, nos aparecerá una pista que se adentra en la Vall de Castellfollit, que esconde rincones encantadores y donde podemos visitar una preciosa cascada bajo una mole granítica llamada Roca de la Mel. Y siguiendo nuestra ruta entre encinas llegamos al cruce de la carretera que viene de Vimbodí; seguimos ascendiendo, siempre con suavidad para no cansarnos. A los 10 km, después de pasar un puente sobre el Barranc del Tillar, encontraremos un área de picnic con fuente. Puede ser un buen momento para llenar el bidón de agua, y tomar una bocanada de aire fresco: llega lo mejor, el tesoro escondido que, como Poblet, albergan estas montañas. Durante los próximos 7 km una serie de herraduras y curvas de vaguada nos van a envolver en un entorno mágico, sinuoso. La carretera irá buscando siempre la parte más fácil para la ascensión, en medio de una naturaleza que encandilará nuestros sentidos. Entre encinas y alguna zona de pinos, y siempre con mucha suavidad, tanta que las piernas apenas lo notarán, ganaremos la altura necesaria para escapar del valle, de la comarca de la Conca de Barberá y adentrarnos en el Baix Camp. Las moles más altas de las montañas de Prades nos rodean. Enfrente nos cobija el Tossal de la Baltasana que, con sus 1203 m de altitud, mira por encima a todas las demás. A nuestra derecha, el Tossal Gros parece querer cerrarnos el paso. Entre uno y otro accedemos al Baix Camp y al ya muy próximo Priorat, comarca también encantadora, superando el Coll de les Masies. Parece que la ascensión acaba aquí, pero aún queda por subir, ya que 1500 m más adelante alcanzaremos el Coll de la Mola, en el cruce con la carretera que va a Vilanova de Prades, y aún habrá que subir un poquito más hasta llegar al punto más alto de la ascensión, denominado Coll de l'Arena, junto al poste del Km 20. Si continuáramos, nos quedarían 3 km de suave descenso hasta llegar al pueblo de Prades, conocida como la “villa vermella” debido a su color rojizo, pero también por la merecida fama de sus patatas. (texto de Miguel Bernabé) |
Mapa situación: |
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