TARRAGONA ROJALS
Montblanc
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Altitud: 978 m Distancia: 11,29 km Desnivel: 642 m Pendiente Media: 5,69 % Coeficiente: 108
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TA06
Rojals






Localización: La C-14 nos lleva de Reus a Lleida. Al dejarla para entrar en Montblanc, en la comarca tarraconense de La Conca de Barberá, en la parte sur veremos el desvío que se indica a Rojals por la TV-7042.
Especificaciones: El asfalto es buenísimo, ideal para ruedas finas, y en toda la ascensión alternaremos tramos descubiertos, donde en verano pegará el sol sin compasión, con otros tramos al abrigo de los pinos que nos ofrecen su sombra. El viento suele ser frecuente en los últimos kilómetros. El tráfico es prácticamente nulo: solo los vecinos de Rojals y algún perdido turista.
Fuentes: Ni una sola en los 12 km de subida, por lo que conviene ir preparado de agua desde el pueblo de Montblanc. Cerca del inicio de la subida hay un bar y una gasolinera. Al llegar a Rojals, podremos recuperar el líquido perdido en una fuente que hay a la derecha, entre las casas de la calle principal.
Descripción: La Conca de Barberá es eso, un cuenco, una llanura rodeada de montañas de mediana altitud y recorrida por el río Francolí. Es una amplia llanura que permite fáciles comunicaciones: por ello es recorrida por la N-240, la AP-2 y más recientemente, por la línea del AVE. Desde Montblanc, la capital comarcal, tenemos la oportunidad de salir de esta cuenca ascendiendo a un pueblecito solitario y silencioso, donde la existencia transcurre sin prisas y el sol calienta la vida plácidamente: Rojals, que quedó como municipio agregado a Montblanc desde 1940 con categoría de pedanía.
Una curiosidad de esta subida es que los postes kilométricos de la carretera van, al contrario de lo habitual, en sentido decreciente hacia Rojals, donde está situado el Km 0: hecho que nos servirá para ir descontando lo que nos queda. Aunque no creo que tengamos que estar pendientes de lo que resta: más bien nos dará pena que la subida termine.
Situándonos en la parte sur de Montblanc, lejos de su afamada muralla, y pasada una solitario crucero de piedra, damos comienzo a la subida junto a la estación de la ITV con los primeros metros de llaneo suave dejando las últimas casas del pueblo, alguna granja y algún aislado olivo que nos despide de la llanura. Poco antes de llevar mil metros recorridos, cruzaremos un sencillo puente sobre el Barranco de la Vall, que viene desde el valle que lleva a Rojals, y la pendiente se hace más notoria, a la vez que los pinos se convierten en nuestra compañía ya para toda la ascensión. Apenas hemos superado los 400 m de altitud y nos queda todo por subir. Las curvas son suaves, permitiéndonos disfrutar del momento.
Cuando llevamos subiendo algo más de 2 km comienza un baile de curvas de herradura de lo más bonito que puede encontrarse en Tarragona. La vista del casco urbano de Montblanc, del que distinguiremos todavía su parte amurallada rodeando el montículo de Santa Bárbara, nos irá animando, pues en sucesivas curvas, iremos viendo cómo el tamaño de la población decrece con la altitud. Curva a curva jugaremos sobre la bicicleta y sentiremos que nuestro fácil pedaleo puede con la montaña. El contraste entre el verdor de las copas de los pinos y los ocres y marrones de la llanura nos llamará la atención, así como los modernos molinos que van poblando la lejana Serra del Tallat.
Después de casi 3 km donde la pendiente se ha mantenido constante en torno al 6%, una curva a derechas nos permite cruzar la Serra d'Enbardina y pasar a una zona más amplia, donde los pinos siguen llenándolo todo. A nuestra izquierda veremos cómo la carretera nacional que nos trajo a Montblanc es ahora un hilo gris que se dirige hacia el sur, y el pequeño y casi abandonado poblado de Rojalons asoma algunas de sus casas entre la vegetación. Cuando nos quedan 5 km para llegar, vemos el desvío a la derecha: cuatro tristes casas y algún corral de ganado no invitan para nada a acercarse.
Seguimos de nuevo ganando curvas de herradura a cual más vistosa, y disfrutando de un ritmo de ascenso agradable, gracias al constante 6% que parece hecho a medida para no cansarse. Sin embargo, a falta de 2 km para nuestro destino y sobre una loma a la derecha, ya se adivina el caserío de Rojals vigilando nuestros pasos y la pendiente quiere ponerlo más difícil, aunque sin llegar a poner en peligro nuestro ritmo, y en torno al 7% habremos de superar las dos últimas de las 10 herraduras que hemos contado en la ascensión (más otras 3 de vaguada), y tendremos que sudar para alcanzar el cartel del pueblo.
Una entrada que bien merece el esfuerzo: la carretera asfaltada se convierte en calle de hormigón, pasando junto a la iglesia de San Salvador, de torre octogonal, situada sobre un promontorio rocoso, y delante de ella hay un tranquilo mirador; en el lado derecho de la calle, unas casas de piedra adornadas con macetas y plantas de variados colores. El silencio es especial. Estamos en un rincón donde nada perturba la tranquilidad, salvo algún ciclista que de vez en cuando llega por aquí buscando ante todo disfrutar. Desde aquí, a 970 m de altitud, se abren multitud de opciones de senderismo por las montañas de Prades, de las que Rojals es como una puerta natural. Para nosotros, la única opción será volver sobre nuestros pasos y dejarnos caer de nuevo a Montblanc, rodear su bien conservada muralla y si es un 23 de abril, meternos de lleno en la fiesta medieval que celebran todos los años.
(texto de Miguel Bernabé)

Mapa situación:

 
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