Localización: Tomamos en Cruce de Arinaga la GC-100 hasta Agüimes y en esta población, a la izquierda, la GC-103 que se adentra en el Barranco. |
Especificaciones: Carretera ancha y con señalización horizontal hasta esa última localidad, transitada por tráfico abundante. Desde ese punto, la ruta se estrecha hasta unos 5 m y desaparece dicha señalización. Lo que no hallaremos serán sombras de ningún tipo. |
Fuentes: Desconocidas: más vale ir bien provisto. |
Descripción: Guayadeque se erige como uno de los centros más relevantes desde el punto de vista arqueológico de Gran Canaria, al tratarse de la zona más poblada de la isla en la antigüedad. Hay quien lo ha llamado a su vez “el reino de las rapaces”, que han encontrado aquí su hábitat ideal aprovechando las escarpadas laderas, donde destaca asimismo la gran presencia de endemismos vegetales. Y hasta podemos toparnos con algún ejemplar del gigantesco lagarto Canarión, o con una buena pájara a nada que nos descuidemos. Hay canciones que se te quedan grabadas para siempre y más aún si traen a la memoria algún momento de mágico encanto. Eso nos sucede al tararear con nostalgia aquello de "Guayadeque, Guayadeque, barranco de mis quereres, siempre te miro y te miro sin dejar de comprenderte". Este impresionante Parque Natural, ubicado en la zona central de la isla, aparece conformado por un barranco de interminables paredes cuyos flancos presentan la típica estructura en V característica de las zonas que ha sufrido alguna vez los envites de la erosión fluvial. Y hacia el fondo de esta especie de cajón vamos a dirigir nuestra ruta ciclista de hoy. Iniciaremos la ascensión en el conocido como Cruce de Arinaga, con unas pendientes todavía poco significativas y en trazado rectilíneo que nos aleja de la costa. Así continuaremos hasta trazar una curva a la derecha que da paso a un encadenamiento de herraduras. en un tramo al 7% de media para alcanzar el Alto de las Crucitas donde se inicia un suave descenso. Llegamos poco después al municipio de Agüimes, antiguo asentamiento aborigen convertido en señorío episcopal por los Reyes Católicos tras la conquista. Al parecer en los siglos XV y XVI fue una importante comarca productora de vino, dedicación abandonada en siglos posteriores. Hoy se ha conseguido la Denominación de Origen “Señorío de Agüimes” que dará a conocer este nombre entre los buenos catadores. Enseguida tomamos la ruta que se adentra en busca del Barranco de Guayadeque con una rampa muy seria para abrir boca. Unos centenares de metros más adelante, al llegar a una vaguada derecha entre casas, detendremos nuestro pedaleo en el punto más alto para recrearnos en su característico mirador y leeremos con curiosidad la poesía de Joaquín Artiles que luego mencionaremos. Un kilómetro más y entramos en el Parque Natural a la par que la pendiente media va aumentando sin parar desde el 5, al 6, al 8, al 10 y hasta el tremendo 12% del tramo final. El trazado rectilíneo de la carretera se orienta hacia el fondo del barranco, mientras sus paredes nos envuelven por completo y nos provocan esa sensación de agobio que se ve acentuada en días calurosos. En la zona de la rústica ermita de San Bartolomé y el restaurante bajo la peña, ciertamente atractiva, veremos la Senda de los Guanches que permite visitar las abundantes cuevas que fueron utilizadas como viviendas, lugares de almacenaje de comida o para practicar rituales de fertilidad. Los continuos saqueos a que han sido sometidas llevaron a las autoridades a prevenir un mayor destrozo de la zona, declarándola Monumento Nacional. El esfuerzo físico va a centrar constantemente toda nuestra atención en cada pedalada, más que en el entorno impresionante que nos rodea: siempre recto, siempre hacia arriba, siempre por encima del 10%, siempre durísimo. Al acercarnos al fondo del valle una leve curva izquierda nos sitúa ya en el 14%, con el que llegamos al monumento “in memoriam” de Antonio Martín (“Una lágrima por un hombre, un recuerdo por el ciclista”), en el Área Recreativa donde tiene lugar el avituallamiento de la Vuelta a Maspalomas. Todavía podemos continuar unos centenares de metros más en vaguada derecha y superar, de despedida, la terrorífica rampa cercana al 20% en herradura izquierda hasta un restaurante y el encantador barrio de Montaña las Tierras, plagado de casas-cueva que pueden visitarse en agradable paseo circundando la montaña. Será el momento de recordar el texto de Artiles que hemos leído antes de entrar en Guayadeque: "Lo vertical era la muerte / en el retablo del talud. / Como un cementerio de pie. // La vida estaba con lo demás. / Y era muy hondo su aliento, / como si respirara la tierra, como si también los muertos respiraran. // Era la soledad. / Casi intocada. / El Guayadeque latía desde su sol de raíces. Y la vida seguía generosa. // Y sin ruidos. / Casi un rito sin palabras. / Casi un estremecimiento”. |
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