Localización: A 2 km de Benasque en dirección a los Baños y al Hospital por la A-139, tomaremos a la derecha la A-2627 hacia la localidad de Cerler y la estación de esquí de Aramón. |
Especificaciones: El estado del suelo, bueno cuando lo subimos nosotros, puede verse deteriorado por el hielo invernal. Abundantes sombras hasta llegar a Cerler, que desaparecen a partir de ese núcleo urbano para dar paso a las praderas que acaban por imponer su presencia. El tráfico no llega a ser molesto, excepto en las fechas en que lo difícil se hace subir en bicicleta. |
Fuentes: Desconocidas. Conviene aprovisionarse al paso por las localidades del recorrido. |
Descripción: En la zona suelen comentar que decir Cerler es decir nieve asegurada para todos los aficionados. Y en efecto, Aramón-Cerler es la estación de esquí alpino más alta del Pirineo aragonés, en pleno corazón del valle de Benasque, rodeada de bosques de pino negro y 60 picos de más de 3000 m, entre ellos, el Aneto, techo pirenaico. Su cota máxima se sitúa en los 2630 m, lo que permite al esquiador realizar las bajadas más largas y con mayor desnivel que se puedan imaginar. Para promocionar esta estación invernal y la comarca en general, la presencia de la Vuelta ha constituido un reclamo sensacional desde el año 1987, en que su primer triunfador fue Lale Cubino. A partir de esa fecha los nombres que aparecen en el listado de vencedores son pura historia del ciclismo: Fabio Parra (88), Perico Delgado (89), Martín Farfán (90), Iván Ivanov (91), Tony Rominger (93 y 94), Oliverio Rincón (96), el Chava Jiménez (98), Roberto Laiseka (2005) y, finalmente, Leonardo Piépoli, último ganador hasta el momento. Recientemente se han instalado carteles que marcan cada uno de los kilómetros de la ascensión, como hace tiempo venimos viendo en los cols del país vecino. Además del punto kilométrico en el que el ciclista se sitúa, las señales también indican el porcentaje de pendiente media, el desnivel acumulado desde el comienzo y la altitud en ese punto. Todo ello, además de brindarnos una información útil, nos servirá de entretenimiento y a la vez de advertencia de lo que estamos “sufriendo”. Ya tenemos, pues, los datos: ahora sólo nos queda comprobarlos in situ. A las afueras de la localidad de Benás (Benasque), nuestras piernas empiezan a sentir que, aunque de manera muy leve, la carretera pica hacia arriba, remontando suavemente el río Ésera, camino de Francia. A la derecha quedará el polígono industrial, mientras continuamos en tranquilo pedaleo hasta alcanzar el cruce a Cerler. Esos dos primeros kilómetros rebajan la pendiente media, pero hemos optado por incluirlos porque ayudan a aumentar el coeficiente total ya que, como hemos indicado, son claramente en ascenso hasta ese cruce. Nada más coger a la derecha, la pendiente aumenta considerablemente. En esa primera parte del puerto, de unos 4 km al 8-9% de pendiente media y varias rampas por encima del 12%, parece como si la bici se agarrase al asfalto y notamos que cada pedalada nos va desgastando poco a poco. En sucesivas curvas de herradura iremos ganando altura hasta alcanzar un bonito mirador con una magnífica vista aérea del valle de Benasque. Desde aquí, un poco más de un kilómetro de sufrimiento hasta alcanzar el pueblo de Cerler, el más alto del Pirineo aragonés, donde hallaremos el primer respiro de la subida; aunque nadie puede cantar victoria: todavía nos resta bastante por sufrir hasta coronar en el circo del Ampríu. Conforme atravesamos el pueblo, la carretera llanea entre hoteles y edificios residenciales, hasta lanzarnos en rápido descenso para llegar al cruce hacia la Estación. Pasamos la rotonda y enseguida la pendiente vuelve a superar el 10%: ahora incluso con mayor exigencia que en el tramo inicial, pues es en esa zona del Refugio Militar donde encontraremos las rampas más exigentes de toda la ascensión, que alcanzan un 14%. Nuevas curvas de herradura nos van a hacer retorcernos en la carretera a lo largo de dos interminables kilómetros. Suaviza luego bastante y llegamos a un pequeño alto, iniciándose en ese punto una bajada de 800 m hacia el barranco del Ampríu. Una vez atravesado éste en una curva de vaguada izquierda, comenzamos ya la última parte de la ascensión, de pendiente mucho más asequible. En este último tramo, con pendientes cercanas al 6%, la carretera serpentea en ligeras curvas por los prados alpinos, teniendo siempre frente a nosotros el Pico Gallinero, de casi 2800 m. Si el dios Eolo no se empeña en hacernos sufrir más de lo esperado, no tendremos especiales dificultades en llegar a la cota máxima del puerto y emprender un breve y animoso descenso definitivo hasta la Estación de esquí de Aramón. |
Mapa situación: |
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