Localización: Comenzamos en la rotonda del paraje Gallo en la SE-9211 que viene de Marinaleda en dirección a Estepa. A la entrada de esta localidad tomamos a mano izquierda el Camino de San Antonio Abad, para recortar la ruta y en busca ya de rampas potentes. Luego seguiremos por la Avenida del Centurión y la Calle de la Dehesa hasta dar a parar justamente en el desvío al Repetidor de Becerrero. |
Especificaciones: Carretera ancha, con buen piso y señalización hasta Estepa. La que nos lleva hasta el repetidor se estrecha y pierde la señalización, aunque el poco tráfico desaparece por completo. La subida carece de sombras. |
Fuentes: No hemos observado ninguna. |
Descripción: Las sorpresas son, por definición, inesperadas. Sin embargo, nada hacía presagiar que una orografía tan poco agraciada como la hispalense, pudiera deparar una cuesta de semejante magnitud, por lo que en este caso, la redundancia no resulta baladí. Bien es cierto que los primeros kilómetros no han de suponernos demasiado esfuerzo para alcanzar nuestro objetivo –a menos que el viento sople en nuestra contra-, aunque no lo es menos que la pendiente, a medida que avancemos, empezará a aumentar sosegadamente hasta situarse cercana al 3%, suficiente para que notemos cierta pesadez en nuestras piernas. Siempre entre olivos y con Estepa al frente, transitamos bajo el puente de la A-92, momento en que acontece un brusco cambio en la subida: en primer lugar, las rampas se endurecen hasta situarse por encima del 10%; en segundo, tras realizar un giro a la derecha y superar unos 300 m. con rampas de hasta el 16% por el Camino de San Antonio Abad, nos introducimos de pleno en la travesía del pueblo. Tras un doble cruce consecutivo, primero a derechas y luego a izquierdas, remontamos la avenida del Centurión y, tras pasar junto a la iglesia de Ntra. Sra. de los Remedios, la calle de la Dehesa nos da la bienvenida con sus exigentes rampas hasta del 14%. A la par que la pendiente concede una tregua y nos situamos en el sur de la ciudad, volveremos a girar a la derecha junto al campo de fútbol municipal hasta dar a parar exactamente en la carretera que asciende hasta el Repetidor de Becerrero. Nos tienta el desvío hasta el denominado “Balcón de Andalucía”, un mirador en la zona alta del pueblo que goza de unas panorámicas excepcionales sobre buena parte del territorio de la comunidad; sin embargo la visión de la carretera remontando la loma nos lleva a continuar la marcha. Los primeros metros de la carretera hasta el Cerro, junto al I.E.S. Ostippo, cuentan actualmente con un firme algo roto a lo que se une un brusco aumento de la pendiente que alcanzará el 15% en una terrible curva a izquierdas. Se sigue una recta que trepa paralela a la ciudad regalándonos las mejores vistas de la alcazaba en primer término y de los diferentes pueblos que se difuminan por la campiña en segundo. Al punto tropezamos con una cadena que nos obliga a poner pie a tierra por un instante para continuar la marcha, pero que no nos impide culminar el ascenso y a partir de la cual encontraremos un asfalto perfectamente liso. La pendiente disminuye e incluso por un instante bajamos, mas hete aquí que en esta coyuntura viene a presentarse ante nuestros ojos, tras una curva a derechas, una pared que quita el hipo: se trata de una recta con rampas que llegan al 17% y que remonta el cerro a media ladera. Aunque luego suavizan las rampas, estas no van a situarse por debajo del 10%, excepto quizás en un corto descansillo al final de la larga –eterna- recta, un respiro previo a la única herradura que dibuja el puerto. Esta zona elevada del ascenso, un pedregal completamente pelado de vegetación a no ser por algún que otro almendro, matorrales y palmito, no se halla exenta de una austera belleza, además de encontrarse completamente desprotegida de los envites del viento que suele soplar con fuerza. Por otra parte, la panorámica se ha abierto permitiéndonos contemplar la sierras del Tablón, Líjar, Grazalema e incluso la Serranía de Ronda. Al salir de la herradura, la pendiente vuelve a aumentar obligándonos a cabecear para coronar la cuesta, tan exhaustos como pasmados, a una altitud de 844 m. Ya aquí, en la cima, junto a uno de los distintos grupos de antenas, sólo nos resta tomar aire y deleitarnos con las excepcionales panorámicas sobre el casco antiguo de Estepa que nos ofrece el descenso por la misma carretera donde unos minutos antes hemos sudado tinta. El polvorón a nuestro regreso estará más que bien ganado.
Las líneas que preceden nos las pasó hace unos años nuestro amigo Martín Cerván de la web Andalucía Cicloturismo (www.andaluciacicloturismo.com) y qué mejor agradecimiento que reproducirlas aquí en APM. |
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