Localización: Es la JV-7032 que proviene de Rihornos en busca de la localidad que da nombre a la jienense Sierra de Segura. |
Especificaciones: Asfalto en perfecto estado sin señalización horizontal. En la desviación hacia la parte alta del pueblo y el castillo, se estropea el suelo y se estrecha la carretera. A la altura de la plaza de toros aparece el pavé y una barrera posterior no impedirá que sigamos exigiéndonos al máximo para intentar acceder a la misma puerta del castillo. |
Fuentes: Hay una al paso por el pueblo que nos vendrá de maravilla antes de afrontar la exigente ascensión al castillo. |
Descripción: Es la imagen que siempre quisimos tener ante nosotros: un castillo en lo alto de un cerro, a cuyos pies se desparrama un pequeño pueblo de blancas callejuelas. El castillo de Segura de la Sierra servía en tiempos medievales para controlar un amplio territorio. Pero nunca debió resultar sencillo escalar a sus almenas, ni entonces a caballo ni hoy en bicicleta. No se trata de una ascensión tremendamente dura, ni mucho menos, pero es la de mayor altitud de las incluidas en este reportaje y nos aguarda acechante con una trampa infernal como traca de fin de fiesta. Van a ser apenas 8 km los que desde el puente sobre el río Trujala nos conduzcan al castillo más alto del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. En el Km 4 de subida dejaremos a la izquierda la carretera que se dirige a Orcera, para seguir escalando los riscos de la capital comarcal mientras la campiña olivarera va quedando atrás a medida que nos adentramos en el pinar. La pendiente media ha aumentado y más vale que no nos confiemos si queremos coronar con éxito nuestra empresa. Un par de nuevas herraduras nos oponen la máxima resistencia al pedaleo, al pie de las murallas y siempre entre pinos, antes de acceder por la Puerta Nueva al interior del recinto amurallado.
Saludamos a nuestro paso a Jorge Manrique y le prometemos volver a homenajearle con una foto en cuanto hayamos conquistado el castillo. ⇒
Pero pronto nos sorprende la encerrona que los naturales nos tienen preparada: los 900 m finales van a dejar a muchos con el amargo sabor de la derrota. Y es que las exigentes rampas finales y el brusco empedrado que se inicia junto a una curiosa plaza de toros no van a favorecer nuestro pedaleo, cada vez más penoso y arduo. Si la barrera que cierra el acceso a los coches está abierta, no deberemos desmontar para continuar nuestro asalto definitivo, que aún nos obliga a un último derroche de energía para doblegar la terrorífica rampa del 19% que nos sitúa en la misma puerta de la fortaleza. Y, ahora sí, serán nuestros asombrados ojos los que dominen desde sus almenas un paisaje tejido a lo largo de los siglos por fértiles alianzas: pinares y olivares que se entrelazan; minúsculas aldeas que dialogan con montañas rotundas; aguas que transportaron bosques; cimas que abrazan el cielo. Y siempre, también ahora, gentes para quienes el paisaje no es una sorpresa, sino una parte de sí mismos que quieren compartir. |
Mapa situación: |
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