Comentarios adaptados de Martín Cerván |
Localización: Iniciamos la subida en Torrecuevas, en la A-4050 que une Almuñécar con Jete y el Mirador de la Cabra Montés. El cartel hacia el Parque de la Naturaleza a mano izquierda se localiza sin dificultad. |
Especificaciones: Carretera de unos 4,5 m. de ancho en buen estado y sin señalización horizontal. El hormigón nos recibe al entrar en el parque zoológico. |
Fuentes: Hay una en una vaguada izquierda, unos 2 km antes de coronar. El mesón de la cima, dado el estado de semiabandono del parque, no sería raro encontrarlo cerrado. |
Descripción: En ese privilegiado rincón costero del sur de Granada en que se ubica Almuñécar se ubica uno de los más inesperados parajes que un cicloturista pueda imaginar: el puerto más duro de España, quizás tras el Angliru (aunque esto es discutible), que finaliza en un parque zoológico en plena sierra de la Almijara a 1.200 m de altitud.
Un inicio irregular, aún entre las calles de Torrecuevas, nos enfrenta en el primer kilómetro a rampas que rondan el 20%, si bien algunos descansillos nos conceden respiro mientras nos hacemos a la idea de lo que nos aguarda. Tras el paso bajo la autovía, nos llama la atención una especie de rosca de tornillo que se retuerce en la ladera de enfrente hacia la que nos dirigimos. Atravesado el puentecillo sobre el arroyo Seco, un brutal rampa se sitúa ya por encima del 20% para hacer frente a continuación a un total de siete herraduras en un kilómetro por encima del 13% de pendiente media. Pero es que el siguiente tramo kilométrico, al 12%, nos exige un esfuerzo descomunal por cuanto nos opone rampas claramente por encima de ese inhumano, hasta ahora, 20%. Será tras salir de una doble herradura cuando la pendiente media de la subida vaya en progresivo descenso y varios tramos de descanso nos permiten recuperar la mente, casi más que las cansadas piernas.
Abandonamos los cultivos tropicales a la par que ganamos la cuerda de la montaña por la que vamos a crestear durante los siguientes kilómetros. En esta altura de la subida la cuesta se ha tornado irregular, con constantes repechones de fuerte pendiente y descansillos. La vegetación tropical abandona el margen de la carretera, quedando los bancales en las laderas vecinas; sólo algunos chalets y albercas jalonan nuestro camino hacia el zoológico.
Pero pronto, la visión frente a nosotros de la carretera ascendiendo recta por una ladera nos produce un escalofrío. El susto no será en vano, ya que se trata de un tramo de poco más de 200 m. en que la pendiente no baja del 20%... Suerte que luego nos topamos con un último falso llano previo a la traca final, porque el “repechito” nos dejará mermadas las fuerzas de cara a los últimos 4 km.
La pendiente irá in crescendo en el siguiente kilómetro hasta alcanzar nuevamente la inhumana cifra del 20% (anotamos alguna rampa al 26-27%), pero en esta ocasión, además, lo hará de forma mantenida durante un kilómetro completo. La elección del desarrollo se torna esencial llegados a este punto. El portón de “Peña Escrita” además de entrada del parque zooloógico, marca el inicio de ese devastador kilómetro al 16%. El abrupto paisaje, la roca escarpada, se hallan en perfecta consonancia con la cuesta, si bien, apenas podremos apartar la mirada de la carretera mientras nos esforzamos por mantener el equilibrio para no acabar con los huesos en ella. La puntilla nos la hundirá el hormigón, que viene a sustituir el asfalto en los dos últimos kilómetros, aunque la pendiente en un tramo intermedio se vuelve algo más humana: a estas alturas consideraremos descansillo una rampa del 10%. Menos mal que el descubrimiento de los ejemplares de diversas especies animales nos van distrayendo en nuestra particular batalla. Sin embargo, pasado el cartel indicativo del “Mirador de los Leones” la fiereza del puerto vuelve a mostrarse en su máxima expresión dándonos un buen zarpazo con una rampa a más del 20%.
Tras varias herraduras alcanzamos el Mesón Cantalobos y por unos momentos pensamos que ya está todo hecho, hasta que nos percatamos de que a nuestra izquierda el cemento sigue remontando la montaña… Unos últimos cientos de metros a más del 15%, una última herradura a derechas, la pista de despegue de parapentes y allí, junto a una casetilla, la carretera muere, sin salida alguna. Insípido postre para un menú tan suculento.
Las vistas, eso sí, no defraudan: la Almijara, con la carretera de la Cabra Montés rayando la montaña, el Mediterráneo, Sierra Nevada, la Sierra de Lújar… Y al bajar, si los frenos aguantan, podemos entretenernos en la visita al zoológico. Desde luego, no se le puede pedir más a un puerto. |
Mapa situación: |
© |
|