Localización: Para acceder a esta subida podemos hacerlo desde la carretera que une Olot con Vic, tomando a la derecha hacia El Mallol y Sant Privat d’en Bas. Poco antes de llegar al segundo de dichos núcleos, un desvío a mano derecha en dirección a Vidrá nos marcará la ruta a seguir. |
Especificaciones: Carretera bastante estrecha pero el asfalto, antaño perfecto, se ha ido deteriorando y se encuentra muy roto, sobre todo en el tramo que discurre —más o menos— entre el km 1 y el 5. De ahí en adelante encontraremos algunos parches recientes. También encontraremos algunos tramos con firme de hormigón, aunque bastante cortos, y algunas "rejillas" de lado a lado de la carretera. Ya en los últimos 2 km vuelve a tener algún tramo bastante malo, incluso con 10 m de tierra. Eso sí, la ascensión se puede realizar sin muchos problemas; otra cosa será sin descendemos por esta misma vertiente, especialmente si el firme estuviera mojado. Sombras abundantes, en especial en los primeros kilómetros y tráfico inexistente. |
Fuentes: Deberemos llevar los bidones llenos desde Sant Privat d’en Bas ya que no encontraremos ninguna a pie de carretera en toda la ascensión. |
Descripción: Espectacular puerto de una dureza inusitada con tremendas rampas, especialmente en su primera mitad, aunque no deja de darnos sustos continuos hasta que logremos, si lo hacemos, coronar. Ya sabemos que si venimos a vencer en buena lid a uno de los más intransigentes rivales de la montaña catalana, deberemos por lo menos mostrar tanta osadía y valor como Francesc de Verntallat, el caudillo de las guerras de remensa que asolaron estas tierras en el siglo XV. Este miembro de la baja nobleza era natural precisamente de Sant Privat d’en Bas, donde da inicio nuestra particular batalla.
Al dejar atrás ese núcleo urbano iremos pedaleando por el valle, todavía entre casas dispersas y un campo de fútbol que a algunos les hará pensar en si no habrán equivocado su deporte, hasta llegar al pie de la montaña donde ya encontraremos las primeras rampas serias, justo cuando nos adentremos en el robledal. Entre los árboles y siempre por una carretera muy estrecha, irán apareciendo grandes paredes que nos irán tocando, tanto física como anímicamente, cada vez un poco más...y más…y más… Antes de la masía de Can Sorracans ya deberemos superar alguna de ellas al 18% y esto no es sino un aperitivo de lo que nos aguarda. En el tercero de sus tramos kilométricos la pendiente media supera el 13% y tendremos que emplearnos a fondo para vencer ese momento en que la rampa alcanza el 20%. Y que nadie piense que lo más difícil ya está hecho. El único alivio es que, entre rampa y rampa, algún breve descansillo nos permite recuperar el aliento. Llegaremos más adelante a un paraje en el que el arbolado va desapareciendo y nos introducimos en una zona con vistas cada vez más amplias y el barranco a nuestra izquierda. Nos vamos a ir encajonando en un paso montañoso y en el conocido como Collet de Sant Père Martir, el martirio lo vamos a padecer nosotros con la rampa más terrorífica de toda la escalada (¡¡22%!!) y, para más inri, con el suelo hormigonado. Si la vencemos aún no podremos cantar victoria, por cuanto en el Km 7 todavía nos aparecerán feroces rivales de probada destreza en el combate, siempre muy cerca del cada vez más insoportable 20%. Pasado ese tramo a mitad del puerto, la ascensión cambiará de características tanto en sus porcentajes como en su entorno. La carretera discurrirá ahora por una zona con grandes prados y mucho más abierta, a una altitud que nos permitirá disfrutar de grandes vistas de la Vall d´en Bas y, al fondo, la Zona Volcánica de la Garrotxa. Pese a que las medias de cada kilómetro no son tan duras, la irregularidad de la subida hará que vayamos alternando tramos en descenso con nuevos muros de dos cifras, de forma imprevista en muchos casos, lo que nos exigirá poner todo el cuidado con el desarrollo para que no nos quedemos agarrotados en alguno de ellos. Finalmente, tras ese continuo sube y baja, afrontaremos el último kilómetro y medio completamente en subida y de nuevo con una pendiente considerable, lo que se puede convertir en un auténtico suplicio según sea nuestro estado de forma. Veremos unas casas a nuestra izquierda en un paraje paradisíaco, que son las que dan nombre al collado que estamos a punto de alcanzar. En su cima ningún cartel indica el fin del puerto y tendremos que conformarnos con la satisfacción de haber superado uno de los «pata negra» catalanes. |
Mapa situación:
La mayoría de los mapas están obtenidos del MAPA DE CARRETERAS editado por el Ministerio de Fomento o de Google Maps
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