Localización: La TF-463 remonta desde la Playa de San Juan hasta Guía de Isora, desde donde tomaremos a la izquierda por la TF-82 hacia Chío, para dirigirnos luego a la derecha por la TF-38 hasta Boca del Tauce. Desde ese punto, a la izquierda, llegaremos por la TF-21 hasta el pie mismo del Teide. |
Especificaciones: Carretera estrecha y sin tráfico hasta Guía de Isora. Más ancha después y con señalización horizontal hasta el final. Las sombras, inexistentes, hacen acto de presencia al llegar a la Corona Forestal, para desaparecer en el último tramo. La zona de mayor tráfico es la del Llano de Ucanca hasta alcanzar la estación del Teleférico. |
Fuentes: Desconocidas. Hay que aprovechar los diversos bares o restaurantes que nos vamos encontrando. |
Descripción: Esta vertiente va a permitir que nos subamos a las mismísimas Narices del Teide, como si nuestra osadía pudiera llegar a esos extremos. Desde el típico y agradable puerto de San Juan, muy cerca de los impresionantes riscos que conforman el acantilado de los Gigantes en la costa sur de Tenerife, se inician los primeros kilómetros de una larga ascensión que no terminará hasta 53 km más adelante. Los primeros nueve van a discurrir entre infinidad de invernaderos que sostienen la economía de esta comarca del sur de la isla tinerfeña. Las rampas de este tramo no son especialmente duras pero alcanzan el 8% en varias ocasiones y, si no cogemos el ritmo adecuado, pueden pasarnos factura más tarde. Así llegamos a Guía de Isora, que en el siglo XVI era una "tierra despoblada, si no es alguna cueva o choza donde mora alguien y tiene su ganado cabruno y ovejuno". Hoy el municipio está cerca de los 20000 habitantes: cosas. Al enlazar en dirección a Chío con la carretera que viene de Adeje, la pendiente media disminuye y facilita nuestro pedaleo. Nos hallamos, pues, en la segunda parte de la ascensión, la más corta (4 km) y la más llevadera (la pendiente media del tramo no supera no supera el 5,5%). Entramos posteriormente en la zona más larga del puerto (casi 30 km), cuya pendiente se mantiene cercana al 6% mientras la vegetación se reduce a algún cactus perdido, hasta llegar a los primeros restaurantes o “guachinches” de la ruta. Al entrar en la Corona Forestal la sombra de los pinos nos acompañará durante un tiempo y la tranquilidad de la que disfrutamos nos servirá de pulmón reconfortante para superar los últimos kilómetros que dan entrada al Parque Natural del Teide. Esta es la zona más aburrida de la ascensión, con enormes rectas y con ausencia casi total de sombras, y en la que sólo nos acompañará la silueta mágica del volcán canario. Esta monotonía del paisaje da paso al paraje de las Narices del Teide, donde en 1798 se produjo la última gran erupción que duró tres meses y expulsó 12 millones de metros cúbicos de lava por una grieta en las laderas de Pico Viejo. No es de extrañar que, todavía hoy, aparentemente dormido el impresionante volcán siga imponiendo respeto a todos aquellos que a él se acercan. Luego, tres kilómetros en ligero descenso y de suelo rugoso nos dejan en la Boca del Tauce, tras una larguísima recta que atraviesa el paraje de Lavas Negras y nos permite contemplar una perspectiva diferente del impresionante Teide entre los restos de esa muestra del mal genio del “gigante dormido”. A partir de ese punto disfrutaremos del magnífico Llano de Ucanca, dominado por maravillosas cumbres que envuelven por completo un paraje de ensueño. Todavía nos quedará superar el kilómetro más exigente de toda la ascensión que conduce hacia Los Azulejos y al Parador Nacional, ya en las conocidas como Cañadas del Teide, que son llanuras de tierra que en su tiempo fueron pastizales utilizados por los guanches y en las que se encuentran hoy campos de lava llanos o formando cuevas y formaciones de roca en esculturas caprichosas, los populares Roques de García, desde donde se divisa una fantástica panorámica de la llanura.. Aquí se encuentran gran cantidad de especies vegetales rarísimas, como el tajinaste rojo que florece cada primavera alcanzando hasta 3 m de altura, el rosal guanche del que hay tan sólo unos 50 censados en todo el mundo, o la violeta del Teide, especie muy resistente a alturas extremas, que crece en las laderas. Es el reino del lagarto tizón o el pinzón del Teide de color azul intenso. Acabaremos el suplicio, a estas alturas tanto mental como físico, apretando los dientes en los 500 m finales hasta el Teleférico con una fuerte rampa al 11%. Buen final para la aventura, que bien puede costarnos más de cuatro horas, para contarla luego a los colegas. ¿Nos quedarán ganas? |
Mapa situación:
La mayoría de los mapas están obtenidos del MAPA DE CARRETERAS editado por el Ministerio de Fomento o de Google Maps
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