Datos obtenidos y facilitados por Josemi Ochoa |
Localización: En la parte vieja de Azkoitia, en el puente sobre el Urola donde hay una parada de bus, encontramos una señal indicadora hacia Txalonerreka y Matirieta, que es la que debemos seguir. Doscientos metros después, dejamos a la derecha el carril bici de la Vía Verde del Urola y tras poco más de cien metros, llegamos a una especie de herradura/cruce, que es el punto de inicio. Está señalizado hacia Mártires ¿será una premonición de lo que nos espera? |
Especificaciones: Carretera de unos cuatro metros de anchura, con señalización horizontal lateral y asfalto en buenas condiciones hasta el desvío finalizando el quinto km. De ahí al final, pista de hormigón en buen estado pero un tanto rugoso, se supone que para favorecer la adherencia a los vehículos, lo que hace que “agarre” bastante. Sombras en un 50% del recorrido, pero escasean en la parte final. |
Fuentes: Hay una en la parte vieja de Azkoitia, treinta metros antes del puente. Otra en el barrio de Zendoia (o Martirieta), rebasada la mitad del cuarto km. Está en un parque infantil, a la izquierda de la carretera y por encima de la misma. |
Descripción: Quien afronte por primera vez esta ascensión, no debe tomársela a la ligera, ya que se llevará una sorpresa. No siendo muy conocida, solo llega hasta el caserío Amesti de nueva construcción, valga esta altigrafía para que quien la aborde, no se llame a engaño. Las cifras no mienten: 9,26% de pendiente media, la misma que otros puertos de relumbrón como Peña Cabarga o Urkiola, pero km y medio más largo. Los puertos existentes en la península, con este porcentaje y más de siete km, se pueden contar con los dedos de una mano. Así que avisados estáis. Hemos optado por mantener el nombre de Samiño, bastante extendido en los foros, aunque el más apropiado sería el de Arkiña o Larrumelarre que es como se denomina la cota del pastizal donde acaba el ascenso. Samiño es la cumbre más alta del cordal, pero se encuentra a un km de distancia en línea recta. Hecho este inciso, vamos con la ascensión, que desde el inicio no nos va a dar tregua: los dos primeros km, por terreno mixto de bosque y prados, presentan una pendiente muy sostenida, por encima del 9% de media, aunque sin rebasar en ningún punto el 12%. No será hasta mediado el tercer km, cuando nos encontremos con el único descanso, saliendo a terreno abierto para describir un amplio arco, que nos permitirá unas excelentes vistas. Pero la calma dura poco, ya que nos encontramos con km y medio por encima del 8% antes de llegar al barrio de Martirieta. Poco antes habremos pasado por la entrada a un caserío con un nombre que sorprende en estos parajes: Jibraltar (sí, con J), o euskaldunizado como Txibilter. Hemos tratado de buscar el origen de tan curioso topónimo, sin éxito. Aunque sí hay referencias a que muchos navíos guipuzcoanos participaron en las grandes batallas navales que a lo largo de los siglos se desarrollaron junto al Peñón. Probablemente el nombre venga de algún vecino participante en alguna de esas batallas. En el barrio de Martirieta (o Zendoia), encontramos un restaurante, un par de caseríos y la ermita de los Mártires Emeterio y Celedonio, con una curiosa leyenda sobre su construcción. Quien tenga interés, no tendrá dificultades para encontrarla en la red. Otro km al 9% nos lleva hasta el barrio de Arrieta Mendi, donde vamos a la izquierda, abandonando la carretera que llevamos que comienza a descender. Dejamos un primer cruce a la derecha y tomamos el segundo, unos metros más adelante, donde comienza el hormigón. En ambos está señalizada la dirección hacia Amesti, que es nuestra meta. A partir de aquí comienza un terreno absolutamente irregular, con continuos cambios de pendiente, algo habitual en estas pistas de montaña que se adaptan a las anfractuosidades del terreno. En el km 5,6 debemos prestar atención en tomar dos herraduras encadenadas y no seguir de frente en la primera, ya que ese camino solo lleva a un caserío. Continúa una fuerte rampa, junto a unas magníficas hayas, con un 17% de pendiente y tras trazar dos herraduras, avistamos ya en lo alto, el caserío Amesti. Tras un paso canadiense, entramos en la traca final, un precioso trayecto a través de una pradera, sin ninguna valla, que casi parece un parque. Casi ni nos daremos cuenta que estamos superando un 18%. Al final de la rampa llegamos a otro paso canadiense, y los últimos metros son casi llanos. Recomendamos un corto paseo a pie, desde este último paso hasta el cordal, para contemplar unas espectaculares vistas de Gipuzkoa, alcanzándose a ver el mar si el día está claro. Preciosa y dura ascensión.
ver más fotos |
Mapa situación:
La mayoría de los mapas están obtenidos del MAPA DE CARRETERAS editado por el Ministerio de Fomento o de Google Maps
|
© |
|