Localización: En la A-2609 que se dirige a Plan remontando el río Cinqueta deberemos tomar a mano izquierda el cruce a Sin y Serveto. La altimetría se inicia en el punto más bajo tras el cruce. |
Especificaciones: Buen suelo para una carretera de unos 4 m, sin señalización horizontal y muy pocas sombras. Tráfico exclusivamente vecinal. |
Fuentes: En el Km 4, en la parte alta de la localidad de Sin. |
Descripción: Mucho más explosiva que su vecina del Sobrarbe es la ascensión que nos lleva a uno de los pueblos más recónditos del ya de por sí apartado valle de Chistau. Serveto se ubica al pie de las Peñas de Artiés y de San Martín, que separan a este núcleo y los de Señes y Sin del resto del valle, conformando lo que se conoce como la Comuna, cuya cima señera se sitúa más al norte en el pico l’Orbar (2.422 m). El caserío se asienta sobre la barranquera, recostado en la solana, con un urbanismo de arquitectura en piedra que responde a los patrones pirenaicos: sus casas no siguen un orden, lo que provoca calles cortas y angostas con sugerentes rincones. Algunos estilizados chopos rodean al pueblo y delimitan los campos de labor, dibujando un bello cerco en torno a un núcleo urbano que se constituyó en ayuntamiento en el 1834 y al que en 1845 se le unió el hoy abandonado núcleo Señes. Hoy están ambos englobados en el municipio de Plan. Fue histórico cruce de caminos en el valle y precisamente del punto más alto de este breve puerto parte una pista hacia el citado Señes que continúa hasta alñcanzar el Collado de la Cruz de Guardia, su salida natural hacia el norte. Este pequeño y aislado pueblo ha sido cuna de leyendas e historias acerca de damas, caballeros y reyes que forman parte de los orígenes del reino de Aragón. Antes de acceder a las calles de Serveto nos detendremos a leer el cartel que se halla en su entrada a nuestra derecha. En él leeremos que en un escarpado terreno en la ladera de la Peña de San Martín se hallan los restos, hoy prácticamente absorbidos por la maleza, de lo que fuera la Santa Cruz de Chistau, sitio conocido popularmente como Escombentos. La tradición sitúa allí un modesto y sencillo cenobio de monjes en el que estuvo doña Urraca de Aragón, esposa del rey García Iñiguez de Navarra, cuando llevaba un hijo en sus entrañas. Se explica así que, muertos ya ambos reyes, fuera en Señes el lugar en el que vivió oculto hasta la edad de 14 años el hijo de ambos, el primer rey de Aragón y Navarra, Sancho Garcés I. Pasaría a la historia como un rey bueno para su pueblo, el rey Sancho Abarca, de quien se dice que tomó ese apodo del calzado que le acompañó en su infancia y que él quiso seguir calzando siempre las abarcas de piel de los chistabinos para homenajear al país que tan bien lo había protegido y del que se sentía orgulloso. Rey, pues, rudo y sencillo como la abarca, valeroso y audaz como el oso con cuya piel están hechas, con este monarca se inicia la reconquista en el reino de Pamplona. Por nuestra parte sólo nos queda añadir que, a pesar de tratarse de una subida de apenas 5 km, no le hace falta más para que la consideremos un puerto de 1ª categoría. Cuando llevamos recorridos menos de mil metros, una fuerte curva de herradura a la derecha, al toparnos de frente con la mole rocosa, nos adentra en los Km 2 y 3, ambos de pendiente media de doble dígito, que nos harán retorcernos sobre nuestras monturas en un par de rampas por encima del temible 15%. Menos mal que el curveo nos brinda nuevas emociones y un peña puntiaguda que parece saludarnos al pasar nos da los ánimos necesarios para no desfallecer en el intento. Algo se suaviza la ascensión al dejar a la derecha la entrada al poblado de Sin, pero sólo a partir de la fuente de Pradesesé podremos estar seguros de que ya hemos vencido a este pequeño-gran puerto chistabino. Y ahora sólo nos quedará buscar a alguno de los escasos vecinos que, especialmente si son mayores, nos contarán historias de antaño y cómo se vivía y vive aún hoy en este poco conocido Bal de Chistau.
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Mapa situación: |
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