Localización: Inicio al final del Puente de los Siete Ojos, en el km 18,7 de la A-348 sobre el río Guadalfeo, al sur de Órgiva. |
Especificaciones: Carretera de 4 a 5 m de ancho, con señalización horizontal lateral. Apenas encontraremos alguna sombra aislada y el tráfico generalmente es escaso, aunque puede aumentar algo en temporada turística. |
Fuentes: Hay dos o tres, pero sin la mínima garantía de que tengan agua ni de su salubridad. Mejor ir aprovisionándose en las localidades por las que pasamos. |
Descripción: Es en rutas como esta de la Alpujarra alta donde podemos experimentar de verdad la dureza del cicloturismo de montaña porque, por muy en forma que estemos y a pesar de que no deberemos enfrentarnos a ninguna rampa de entidad suficiente, estamos hablando de un recorrido en ascenso casi continuo hasta llegar al capital de los jamones: todo sea por el premio que nos aguarda en Trevélez. Podríamos dividir la subida a esa villa en tres tramos diferenciados, aunque sólo sea por evitar que a nuestra mente se le haga demasiado duro pensar en 36 km de esfuerzo constante. Y vamos a por el primero, el que desde el Puente de los Siete Ojos y atravesando la capital de la Alpujarra, Órgiva, nos va llevar en un desnivel de más de 600 m hasta la Ermita del Padre Eterno. A su intercesión rogaremos que, al pasar junto a sus puertas, nuestra cabeza se sienta aún lo suficientemente fuerte como para afrontar los kilómetros que aún nos quedan, que duplican la docena que llevamos vencidos. Hasta este punto emblemático de nuestra ruta habremos tenido ocasión de contemplar continuas fincas y cortijos, pinos y chumberas, barrancos y herraduras, restos de antiguas minas y puestos de artesanía típica que ahora no deben entretener nuestro pedaleo. Después, y para recuperarnos de tanto esfuerzo, tres kilómetros llanos que discurren atravesando continuos barrancos, receptores en invierno del agua de las laderas de Sierra Nevada y fuente de vida del Guadalfeo que a todos ellos agradece su tributo acuoso. Al dar vista al espectacular barranco de Poqueira se acaba el descanso y no nos quedará otro remedio que procurar no distraernos con las maravillas naturales que se nos brindan para superar la dura subida hasta Pampaneira, que no acaba al paso por esta localidad sino al alcanzar el cruce hacia Bubión y Capileira. El tramo en el que recorremos La Tahá de Pitres, antigua demarcación andalusí, constituye un nuevo descanso para nuestras cada vez más resentidas piernas y en especial para que nuestra mente se relaje imaginando antiguas historias y leyendas medievales a las que nos invita el esplendoroso paisaje alpujarreño. Al llegar a Pórtugos iniciamos un breve descenso que deberemos desaprovechar deteniendo nuestro pedaleo y “saboreando” las ferruginosas aguas de la Fuente Agria mientras solicitamos a la vez de la Virgen de las Angustias que al llegar a Trevélez no se hayan estropeado sus renombrados jamones: seguro que la celestial Madre no nos defraudará. En Busquístar, con más de 27 km de casi ininterrumpido esfuerzo, damos inicio al tramo definitivo de la ruta jamonera que nos ocupa. Cuatro kilómetros al 6% a estas alturas de la excursión no harán sino acrecentar el hambre y las ansias de catar un buen pernil que hasta aquí nos han traído. Nueva zona de sube y baja para afrontar algo más de mil metros de nuevo de cierta dureza –que se nos hará inasequible a algunos, menos entrenados- hasta el alto que da paso a la gloria del “jamón con chorreras” que nos está aguardando en Trevélez. Al llegar a este típico pueblo no nos quedarán ganas de visitar sus abigarradas y moriscas callejuelas hasta no haber cumplido con el ritual tradicional que llevamos horas anhelando: meternos entre pecho y espalda un buen bocata de jamón. Démonos, pues, ese placer: nos lo hemos ganado con creces.
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Mapa situación: |
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