NOTA: también conocida como Silla del Papa porque en la meseta que la corona existe restos de una ciudad megalítica con varias piedras curiosas. Una de esa piedras, que no pico, asemeja al asiento papal del Vaticano, de ahí la denominación, que es la popular en la zona. |
Localización: En la Ensenada Bolonia, muy cerca del Estrecho de Gibraltar, iniciamos esta ascensión que nos adentra en la Sierra de la Plata transitando por la CA-8202 que pasa en pocos kilómetros a convertirse en una pista asfaltada de montaña. |
Especificaciones: Buen suelo inicialmente que se estropea, y mucho, a medida que ganamos altura. Sombras a ratos y tráfico casi inexistente. El final en zona militar nos obliga a atravesar un par de barreras, pero ello no es obstáculo para finalizar nuestra empresa. |
Fuentes: Ninguna en la ascensión. Deberemos venir provistos o coger agua en la pedanía denominada El Lentiscal, junto a las ruinas. |
Descripción: La triple oferta de esta corta pero dura ascensión es uno de sus principales atractivos. Desde el punto de vista cultural, la ciudad romana de Baelo Claudia, afamada en la antigüedad por la factoría de salazones de pescado y de la famosa salsa “garum”, nos muestra su rico yacimiento arqueológico, del que destacaremos el imponente teatro con capacidad para unas 2000 personas. Pero miles de años antes de que los romanos fondearan por aquí sus barcos, los habitantes de estas tierras nos legaron las pinturas rupestres de la Cueva del Moro. También en la Sierra de la Plata, en su máxima cota, se encuentra el yacimiento arqueológico de la Silla del Papa, donde los arqueólogos sitúan un asentamiento prerromano que dio origen a la posterior Baelo romana. Su excavación ha sacado a la luz una pequeña iglesia visigótica, muy interesante. Tal denominación proviene, según nos cuentan, de la curiosa forma de la montaña que recuerda a la silla gestatoria del romano pontífice. Asimismo, en las faldas, la Peña Sacra de Ranchiles, conocida como “piedra de la escalera”, sigue atrayendo a aficionados y curiosos. Se trata de una roca con una escalera tallada que probablemente se utilizó para la realización de sacrificios rituales. Por otro lado, y desde un enfoque ambiental, diremos que nos encontramos dentro del Parque Natural del Estrecho, espacio de especial interés por la migración de aves y mamíferos marinos. En este escenario, la Duna de Bolonia, con sus 30 m de alto y más de 200 de ancho, está considerada Monumento Natural, y es una joya que podremos observar en los dos miradores y en diversos puntos de la ruta. Y finalmente, desde el punto de vista del ocio y el turismo, digamos que la Playa de Bolonia está considerada como una de las mejores playas de España, con sus arenas blancas y sus aguas cristalinas, y bien alejada de la invasión urbanística de otros lugares costeros. En un puentecillo junto a la playa vemos en la cima de la sierra un radar meteorológico: ¡vamos a por él! Inmediatamente nos encontramos con un primer repecho en el que dejamos a la izquierda la entrada al yacimiento de Baelo Claudia. Enseguida coronamos y nos dejamos caer casi hasta la misma cota inicial, pero una rampa del 13% hace que este corto tramo inicial bien merezca quedar reseñado en nuestra altigrafía. Pedaleamos luego junto a algunos chalets por buena carretera hasta que, desde un paso canadiense, el piso empeora y sigue igual (de mal) hasta coronar. El cartel indicativo de que la carretera no tiene salida no debe hacernos pensar que hemos equivocado nuestra ruta, pues inmediatamente comprobamos cómo en una larga recta las rampas se van a situar en torno al 10% constante. Entre la vegetación se encrespan unas calizas grises que tal vez sean las responsables del nombre de esta sierra, habida cuenta de que no han aparecido restos de minas argentíferas en la zona. También distinguimos abajo la duna que parece lamer una loma repleta de camarinas: es la Punta del Camarinal, que tenemos a nuestros pies. Y como siempre, el panorama no hace sino mejorar a medida en que ascendemos. Al acabar el trazado rectilíneo, abordamos un tramo de curveo en el que la pendiente se va a disparar alcanzando puntas de hasta el 18%, que concluirán (¡menos mal!) al alcanzar el mirador de la Cueva del Moro, al pie de la cavidad que se abre en medio de una imponente pared caliza. Tras un descenso, la cuesta continúa con rampas de doble dígito hasta una herradura izquierda que altera el sentido de la marcha hasta toparnos con la doble barrera de la zona militar: a quien esto escribe fueron los propios soldados quienes le evitaron el desagradable pie a tierra. Tras el giro, una larga recta se empina hacia una pequeña antena que despunta entre la vegetación. Junto a ella gozaremos de un espectáculo visual del que nos resultará difícil separarnos. (adaptación libre de Martín Cerván en www.andaluciacicloturismo.com)
|
Mapa situación: |
© |
|