Comentario: Nos encontramos ante la ascensión más dura de Madeira, de Portugal, y de las más duras de Europa. Para aventurarnos en esta ascensión necesitaremos mentalización, ganas de sufrir, y un desarrollo pequeño… muy pequeño.
Debido al engorro de viajar en avión con bicicleta y de los posibles problemas que se puedan producir (pérdidas, averías…) suelo optar por alquilar alguna bicicleta local. Normalmente solo suele haber pesadas MBs, pero consigo alquilar una bastante ligera y además con cubiertas de carretera (Espaço Milenio, Centro Comercial Olimpo 11 – Loja 208). El desarrollo de una MB se adecua mejor a este tipo de ascensión que el de cualquier bicicleta de carretera. En concreto la mía tenía un desarrollo de 28x32, que lo considero suficiente, aunque luego hubiera preferido haber tenido un plato de 24 dientes.
Pedalear por una ciudad es siempre tedioso, pero hacerlo en una ciudad como Funchal es todavía peor. Debido a la escasez de terreno llano, muchos coches se aparcan en la calzada. El tráfico en la parte baja de la ciudad es muy grande, además, gran parte de los vehículos son de turistas, con lo que su rumbo normalmente no suele ser muy determinado (nadie conoce lugares donde no ha estado anteriormente). Teniendo en cuenta estos aspectos, comprendemos que no será nada agradable rodar los primeros 750 m. No obstante, es casi obligatorio hacerse una foto en la “plaça da Autonomia”, a orillas del océano Atlántico, para, horas después y más cerca del cielo, hacerse otra en la cima del “pico do Arieiro”.
Tras la foto de rigor (yo el rigor me lo dejé en la península porque no me hice foto), comenzamos nuestra andadura. Tomamos en dirección NW la “rua 31 de Janeiro”. Gran dificultad, no por su pendiente, que ligeramente va aumentando, sino por los 3 ó 4 semáforos, los autobuses urbanos, taxis, vehículos, peatones… (quizás exagere, pero no estoy acostumbrado a circular por ciudad). Justo antes del viaducto de la “vía cota 40”, y tras superar estos dificultosos 750 m, tomaremos a la derecha la “rua das dificultades” (aunque en los mapas aparece esta calle como “rua do Comboio”). A pesar de lo significativo del nombre, “Dificultades” aún no las hay, ya que la pendiente apenas se aproxima al 10%. Aunque si miramos al frente, veremos que la calle gira ligeramente hacia la izquierda y poco a poco aumenta la pendiente, 11%, 12%, 13%... hasta que vemos una larguísima recta que mira hacia el cielo. La pendiente sigue subiendo, 18%, 19%, 20%... ¿Hemos bebido agua? Durante los próximos kms. apenas lo podremos hacer, ya que soltar una mano del manillar será casi imposible. Tras meter todo el desarrollo que llevamos (que siempre nos parecerá poco), será muy recomendable no mirar al pulsómetro, no mirar al velocímetro, y agarrar el manillar lo más fuerte posible, para no dar demasiados bandazos. De repente llegamos a un descansillo, sobre el km. 1,8; su longitud, unos 5 m, que corresponden a la anchura de la “rua da levada” que cruza transversalmente la “rua do Comboio”. Con un desarrollo de 28x32, son aproximadamente 3 pedaladas en las que podremos quitarnos el sudor de la frente y echar un “minitrago” de lo que llevemos. Tomamos otra vez las pendientes al 20%, y si el sol aprieta, podremos aliviar el calor al pasar por debajo del viaducto de la “vía cota 200”, eso si, la pendiente aumentará al 21% por si aún era poco. Seguimos ascendiendo y alrededor del km. 2,15 volvemos a llegar a otro llano de unos 5 m, que corresponden con otra calle que cruza en sentido transversal. Durante 3 pedaladas, beber y quitar el sudor y a sufrir más, que a partir de aquí la pendiente rondará el 24%. En estas rampas me vienen los siguientes pensamientos, ¿Cuándo terminará?, ¿y si me paro? Y si me paro… ¿como arranco? Este último pensamiento me hace seguir, a base de riñón y fuerza en los brazos aunque ya casi ni los siento. Km. 2,7, cruce con el “caminho da portada de Antonio”, 5 m. de llano… me paro o me revientan los brazos. Tras un trago de agua y unos segundos estirando los brazos y recuperando el aliento, prosigo mi marcha, la “rua” ahora es sentido único de ascenso, bastante estrecha, así que hay que tener cuidado con los bandazos cuando oigamos algún vehículo. Tras unos largos minutos al 24% (aunque tras unos pocos metros), comienzo a circular por la izquierda. ¿Acaso esta parte será colonia inglesa? Pues no, y es que por el carril derecho veo bajar unos vehículos bastante extraños: unos carros de cesto o “carinhos do cesto”. Se trata de una especie de trineos que carretera abajo, y gracias al 24% de pendiente, descienden ayudados por parejas de jóvenes vestidos de blanco y con sombrero de paja. Durante unos metros me entretengo viendo a turistas bajar pendiente abajo en estos “carinhos”, y ellos hacen lo mismo viéndome sufrir pendiente arriba. De repente, la pendiente decrece, 22%, 20%, 18%... y en una zona que me parece llana (en torno al 9%) comienzo a rodar por pavé. Nuevamente, y ahora por pavé, la pendiente aumenta por encima del 15% para pasar por encima de un puente sobre el jardín botánico de Monte y llegar a una herradura de la ER103, vía principal de ascensión al “pico do Arieiro”.
Una vez que tomamos la ER103, ya parece que hemos coronado el “pico do Arieiro”, y es que “solo” nos quedan 15,7 kms. al 7,9% y los kms. más duros “apenas” sobrepasan el 11%. Y así es, los próximos 5 kms. rondan el 11% de pendiente media, aunque ahora el espeso bosque de laurisilva nos protegerá de los rayos solares, si es que están presentes. La carretera es ancha, de dos carriles, aunque el asfalto está algo bacheado. A partir de aquí los coches de turistas nos adelantarán continuamente, sobre todo si el día está despejado en la cumbre. Tras superar estos duros 5 kms al 11%, respiraremos durante 200 m. al 2%, para afrontar otro “muro” de 1.500 m al 11%. Si el día está despejado, continuamente veremos el mar, si está nublado, pronto entraremos en la niebla. Y es que solo quedan 2 kms. al 5% para llegar al “paso do Poiso” de 1.412 m. (en la altimetría la altitud es inferior, y es que 1.412 m, corresponden a una cima cercana al paso montañoso).
Tras girar a la izquierda y dejar la otra vertiente del “paso do Poiso”, afrontaremos los últimos 7 kms. por la ER202, ahora en una zona de pendientes muy irregulares, donde se alternarán fuertes pendientes con zonas incluso de llano y descenso. Tras un primer km. al 2% afrontaremos el último gran repecho, 500 m. al 11%. A partir de aquí, más dureza que la pendiente puede aportar el viento, que muy probablemente hará surcar la niebla por la cresta de la montaña, lo que nos impedirá ver el último tramo de ascensión. Medio km. llano darán paso a una continuada rampa al 7% para proseguir con otro descansillo. Tras este último respiro afrontaremos un km. al 6% para aumentar el siguiente a más del 8%. A menos de dos kms. y por la izquierda podremos observar, si la niebla no lo impide, una especie de “igloo”, aunque éste no está hecho de nieve para protegerse del frío, sino que es de hormigón para guardar el frío en su interior. Y es que se trata del “poço da neve”, una especie de nevero para conservar la nieve y el granizo a principios del siglo pasado, y así poder suministrar a Funchal para realizar sorbetes y helados… Desde aquí hasta la cima una continuada pendiente en torno al 9% para llegar hasta un parking, al pie de unas edificaciones, no muy acordes con el terreno. En este lugar nos podremos avituallar y calentarnos en días de niebla, ya que la temperatura puede ser de unos 12-15ºC inferior a la “praça da Autonomia”. Para realizar la foto de rigor, tendremos que ir, bici en mano, hasta detrás del edificio, donde se encuentra el letrero que narra “Pico do Arieiro, Altitude 1.810 m”. Si el día está soleado, se verán imponentes picos, casi inescalables, de origen volcánico. En cambio, si la niebla nos invade, deberemos ver las postales para hacernos a la idea del paraíso en el que nos encontramos. Seguramente, atrás ha quedado el gran sufrim
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