Comentario: Como un gran iceberg en medio del océano se encuentra el cerro Jabalcón en mitad de la llanura bastetana. En esta altiplanicie de la provincia granadina, denominada curiosamente como Hoya de Baza tal vez por hallarse rodeada de elevadas cumbres, se yergue la caliza mole del cerro Jabalcón, desafiando desde sus antenas a cualquier cicloturista que se preste a alcanzar su cumbre y a los muchos valientes que osan surcar los aires en parapente y ala delta.
Su efigie, con forma –sin serlo- de volcán se presenta abrupta, con múltiples e intrincadas ramblas, lo que propicia que la carretera rodee en un primer instante la montaña antes de adentrarse en sus entrañas.
Sus laderas esconden toda clase de endemismos botánicos que el senderista puede disfrutar merced a la existencia de caminos habilitados para su recreo. Además, existen pinturas rupestres de corte levantino datadas entre el séptimo y el quinto milenio antes de nuestra era, otro atractivo más, por si fueran pocos, para abandonar por unas horas los pedales y adentrarnos a pie por el Jabalcón.
El inicio esconde, además, la parte más dura de la subida. Y ello -a pesar de que aquí la carretera, recién remozada, se encuentra en perfecto estado- porque esconde un durísimo kilómetro próximo al 11% de pendiente media, casi nada.
Al principio, pedaleando en derredor de casas y, más tarde, olivos, admiramos entre temerosos y embelesados la mole que se eleva ante nosotros.
Mejor será no pensar en el final y prestar atención a lo inmediato. Aquí la carretera, estrechísima, se encamina por las faldas del cerro suavemente hasta que ya inmersos en el abundante olivar se empina notablemente.
A tenor de los caminos de tierra que se observan, tampoco deben tenerlo fácil los romeros que el último domingo de abril se atreven a escalar la montaña hasta la cima -tradición local originaria del s. XVI- donde se ubica la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza.
Trazamos un par de herraduras tras las cuales tan sólo nos restarán algo más de 500 m. del tramo más exigente de la subida. Luego, ganamos un descansillo en que la carretera, flanqueada a uno y otro lado por almendros, sigue dirección norte.
Destaca en el paisaje la figura piramidal del pico de la Sagra, inconfundible, entre las Sierras de Segura, Cazorla y las Villas y la Sierra de Castril. Mirando al sol naciente atisbamos la Sierra de María y, hacia el sur, la de los Filabres y la vecina sierra de Baza.
Pero los 5,5 km. finales no va a ser cómodos ya que cuentan con una pendiente media levemente superior al 7,5% y máximas que alcanzan el 15%.
Únase a lo anteriormente reseñado el más que palpable empeoramiento del asfalto, bastante deteriorado en tramos, con gravilla y piedra suelta y muy rugoso: cóctel apropiado para desfallecimientos inesperados.
Y es que el puerto no es especialmente largo, pero si lo afrontamos con cierta tralla en las piernas o a un ritmo ágil, por así decir, a buen seguro que terminará por pasarnos factura.
Una nueva herradura a izquierdas, cuando nos aproximábamos a la ladera norte del cerro en una zona repoblada de pinos, cambia completamente la dirección y nos va introducir paulatinamente en el corazón del mismo. Pero antes el trazado nos lleva con rampas que se sitúan incluso en el 14% entre un par de angulosas peñas que dan la impresión de acabar de brotar de la montaña.
Un nuevo giro a derechas nos introduce en una rambla, donde el trazado se vuelve sinuoso por momentos y el barranquillo a nuestro lado se hace cada vez más profundo.
Nada nos hacía presagiar cuando iniciábamos nuestra empresa un rato antes que el Cerro Jabalcón ocultara tantísima belleza en su interior.
Una curva de vaguada a izquierdas seguida por un par de herraduras da color a un trazado espectacular de por sí gracias al precipicio que se despeña profundo ladera abajo. Luego se suceden un par de zonas rectilíneas delimitadas por sendas curvas de herraduras, alcanzándose en la última la Hoya de los Machos, pequeña hondonada prácticamente al pie del Cerro Jabalcón.
Aquí, un cortísimo descansillo da paso al tramo final del puerto en que se dibujan un par más de curvas. Desde este recodo las vistas, como es natural, son espectaculares dominándose prácticamente todo el oriente de la provincia Granadina y buena parte de las vecinas de Jaén y Almería.
Pronto aparece el primer grupo de antenas aunque el puerto se corona un poco antes de alcanzarlas, a 1458 m., justo donde desaparece el asfalto.
La curiosidad nos lleva, no obstante, a seguir pedaleando hasta la ermita, junto a la cual se ha situado un segundo grupo de repetidores. Pero la pista se encuentra bastante deteriorada, principalmente a la altura de un par de curvas de herradura que hay que trazar en descenso, lo que nos obliga a poner pie a tierra para seguir la marcha. Llegamos a una espaciosa explanada que nos hace pensar, ¿cómo no?, en un posible final de etapa de la Vuelta a España o la Vuelta a Andalucía (de hecho cada año tiene lugar aquí una famosa cronoescalada en bicicleta de montaña) y nos encontramos con que el último y difícil repecho se encuentra -menos mal, porque las rampas superan el 20%- hormigonado, por lo que volvemos a montar hasta que, tras una última herradura empedrada, concluye nuestro ascenso.
Al girar la curva nos damos de bruces con la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, de aspecto moderno, junto a la cual un mirador nos brindará excepcionales vistas sobre el embalse del Negratín en un atardecer que se nos antoja prácticamente insuperable.
Fotos:
En el cruce con la Avenida de los Baños comienza el puerto. Como vemos el camino está perfectamente señalizado:
Un olivar cubre las faldas del cerro, en cuya cumbre se divisan las antenas con claridad:
Pronto hacen acto de presencia las rampas de doble dígito:
Tras el olivar aparecen los almendros:
Segunda herradura en pleno kilómetro a casi el 11%:
Después de superar puntas al 14 y 16 por cien nos aproximamos a un descansillo:
A nuestra derecha se abre una vasta altiplanicie:
Aún con buen asfalto nos flanquean almendros:
Atrás la Sierra de Baza y Sierra Nevada:
Y de frente la efigie piramidal del pico de la Sagra:
Ya con asfalto en malas condiciones volvemos a trazar una herradura:
La carretera gana en interés…
Espectacularidad…
Y belleza:
A base de curvas el trazado remonta la rambla:
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