Comentario: Oculta durante siglos, un prófugo encontró en una gruta la imagen de la virgen allá por el siglo XIII, coincidiendo, según las crónicas, con la reconquista de Cabra por el Rey Fernando III. Éste es el origen de la actual ermita de la Virgen de la Sierra de Cabra, situada en un cerro a poco más de 1200 m. de altitud y hasta allí arriba acuden en romería peregrinos procedentes del pueblo y de los más dispares puntos de la geografía peninsular para rendirle culto.
Pero no sólo se ha desarrollado una peregrinación religiosa en torno al santuario, sino que las prácticas deportivas cada vez más en boga durante las últimas décadas, han ido constituyéndose como uno de los principales motivos de visita turística a tan maravilloso emplazamiento: senderismo, carreras pedestres y, por supuesto, cicloturismo entre otros deportes.
Y no debe extrañar en absoluto, pues nos vamos a adentrar en el Parque Natural de las Sierras Subbéticas, de gran variedad natural, en el que destacan las formaciones cársticas que predominan precisamente en la montaña egabrense que nos disponemos a ascender.
En un principio, rodaremos por una amplia carretera con rampas muy suaves hasta que nos vamos adentrando en el valle excavado por el arroyo Valdemoro y lo remontamos siempre entre olivos. En realidad, pedaleamos ascendiendo el puerto del Mojón, mas poco antes de alcanzar su cima a 802 m. de altitud, nos desviaremos a la izquierda en pos de la ermita.
Quizás el inicio nos resulte un tanto descorazonador por tratarse de una carretera ancha, con largas rectas y con tráfico, pero como quiera que las rampas son suaves y que cuando la cuesta se empina ya nos hemos adentrado en el valle, en unas pocas pedaladas nos habremos situado a la altura del mencionado desvío, justo al lado de un restaurante.
A partir de este momento cambia la fisonomía de la subida, para empezar la carretera se estrecha hasta unos 5 m. aproximadamente y, al punto, hacen acto de presencia la primera pareja de herraduras que, hasta sumar un total de catorce, adornan la parte final del ascenso.
El paisaje se vuelve más y más abrupto y las rocas salpican ambos márgenes de la carretera. La pendiente se situará siempre constante entre el 6 y el 8% con alguna punta por encima del 10% y con algún descansillo en los últimos kilómetros.
Si la niebla lo permite, a medida que vayamos escalando iremos deleitándonos con la contemplación de las herraduras ya superadas. Por momentos nos acordamos del gaditano puerto de las Palomas al que se asemeja también en sus números y al Torcal de Antequera por la presencia constante de calizas en el entorno.
Después de 11 km. de ascenso coronamos un primer altillo y pasamos, de hecho, por un collado con salida por pista de tierra hacia el caserío de La Nava. Muy recomendable, desde luego, para los aficionados a pedalear con ruedas de tacos.
Pero lejos de haber terminado nuestra particular peregrinación, aún nos quedan por sobrepasar las rampas más duras y, sobre todo, un último kilómetro bastante exigente.
Entre un par de herraduras, la vegetación hace acto de presencia e incluso aparece algo de arboleda. La pendiente concede una tregua y luego la carretera comienza a girar rodeando el cerro en que se ubica la ermita. En este punto la panorámica hacia el valle del Guadalquivir y Sierra Morena es inmejorable. O, mejor dicho, casi: no queremos ni pensar cómo será desde la cima, conocida como “el balcón de Andalucía” por la amplitud de sus vistas.
La cuesta vuelve a empinarse en su último kilómetro, que nos recibe con una herradura al 10%. Tan sólo nos queda el esfuerzo final por alcanzar la cima, esfuerzo que se ve recompensado con creces cuando al ganarla, nos asomamos a los distintos miradores.
Y, una vez arriba, si tenemos interés, podemos visitar la ermita, cuya edificación comenzó en 1260 aunque, como es natural, presenta remodelaciones y restauraciones modernas. Ya en su interior destaca el altar barroco y, si no la han llevado al pueblo en peregrinación, la imagen de la patrona de Cabra, una talla en cuerpo íntegro, policromada, de estilo gótico arcaico.
Fotos:
Carretera impecable y rampas suaves de inicio:
Cuando la pendiente se estabiliza en torno al 5-6% aparece el carril lento:
Ello, junto con un amplio arcén, hace más cómodo y seguro una primera parte del ascenso que cuenta con abundante tráfico:
El descenso por esta “autopista” promete ser velocísimo:
La carretera remonta el cauce de un arroyo flanqueado por un interminable olivar:
Nos desviamos camino de la ermita, dejando el Puerto de El Mojón para otro momento:
Afortunadamente cada vez es más frecuente encontrarse estos carteles en las carreteras:
Sin demora, comienzan las herraduras:
Clásicos malecones que dan un toque clásico al ascenso:
Por desgracia la niebla nos impide un completo disfrute de la subida a la ermita:
Las rampas de doble dígito hacen acto de presencia:
Algún claro nos permite contemplar parte de lo ya ascendido:
El trazado de los últimos 7 km. es sencillamente espectacular:
Intuimos un barranco a la derecha:
Aunque la niebla vuelve a espesarse:
Comenzado el km. 11 coronamos un altillo y vemos la pista que nos lleva hasta La Nava:
Continuamos en pos de la ermita, aún nos queda algo más de un km. bastante exigente:
Aún quedan vestigios del paso de los profesionales por la carretera:
Sobrepasamos la valla e intuimos cerca el final de la cuesta:
El hito kilométrico es definitivo:
Por fin,la última rampa:
De rigor es la fotito con el cartel, como siempre:
Claro que
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