Comentario: Los primeros kilómetros de esta vertiente del puerto del Monte y del Madroño transitan por la pista que une Júzcar con Pujerra, pista que pronto será asfaltada y que desde el río Genal sirve también de inicio para el ascenso a Sierra Blanca, puerto a cuyo comentario –a más de las fotos que presentamos abajo- os remitimos para conocer las características de los 3,5 primeros km. de ascenso hasta llegar al cruce con la MA-527.
Desde aquí, después de girar a la derecha, un cómodo falso llano nos conduce hasta Pujerra cubiertos por un frondoso paño de castaños entretejido, pero, una vez que vamos a entrar en el pueblo, nos desviamos a la izquierda por una fuerte rampa que nos permitirá rodearlo. Al coronar el repecho entramos, esta vez en descenso, en Pujerra para volver a salir inmediatamente en un cruce que tomamos de nuevo a la izquierda por un corto tramo cementado. Es en este punto cuando nos introducimos en la pista asfaltada que enlaza con el puerto del Madroño, previo paso por el puerto del Monte.
Ganamos un nuevo falso llano, casi siempre ascendente, en el que podemos y debemos relajarnos con las faustosas panorámicas del valle.
Antes de llegar a la Cooperativa de Castañas, hará su aparición, entre los siempre presentes castaños, un rodal de pinos que más adelante será relevado por algún que otro eucalipto.
Después de la Cooperativa, pasada una curva de vaguada, dará comienzo el siguiente tramo de subida hacia el puerto del Monte. El ascenso lo retomamos de manera suave en principio y, de hecho, no es hasta después de torcer una herradura a izquierdas cuando la cosa se pone verdaderamente seria. Precisamente en esta herradura sale una pista que conecta con la carretera del puerto de Peñas Blancas por el Cerro de la Fuente del Corcito y el Puerto del Chaparral, pista que próximamente será asfaltada.
Seguimos nosotros en busca del primer altillo justo en el momento en que reaparecen las rampas de dos dígitos, que se alternarán con leves descansos.
A medida que ganamos altitud irá mejorando la panorámica, como es natural, que se abre hacia el Sur donde descuella la inconfundible cima del pico Reales en la Sierra Bermeja. Incluso podemos ver el mar y las costas africanas si la bruma no lo impide.
Entre castaños, pinos, eucaliptos y algún que otro alcornoque huérfano coronamos el puerto del Monte, no sin esfuerzo, y emprendemos el corto descenso que nos deja a los pies de los últimos kilómetros de subida.
A poco más de un kilómetro abandonamos definitivamente el castañar, prácticamente cuando llegamos a un claro donde hay un punto de aterrizaje de helicópteros –quizás de la guardia forestal- y se abre la vista también hacia el Norte con la Sierra de las Nieves como telón de fondo. A partir de este punto tan sólo los pinos darán sombra a la pista.
Proseguimos el sinuoso descenso con sumo cuidado, pues, aunque no suele haber tráfico, la carretera es estrecha y cualquier despiste nos podría costar caro. A nuestra derecha, allí abajo, está el mar. Frente a nosotros podemos ver la carretera por donde vamos a descender y la que vamos a ascender hasta el Madroño. Así mismo, tenemos clara visión de la vertiente del Madroño que desciende hasta San Pedro de Alcántara, incluso no será raro escuchar el motor de las motocicletas o de otros vehículos que transitan la vecina carretera.
Sin solución de continuidad, terminamos el descenso y comenzamos los poco más de tres km. finales hasta el Madroño. No conviene llevarse a engaño a las alturas que estamos ya de ascensión: acumulamos casi 600 m. de desnivel y aún nos quedan cerca de 200 más por superar. Teniendo en cuenta que hay largos tramos de falso llano y de descenso, podríamos hablar prácticamente de un puerto de primera categoría o, por lo menos, está muy cerca de serlo.
Nos quedan, como decíamos, poco más de tres kilómetros sin rampas fuertes, pero llevamos ya un buen rato de subida y nuestros miembros son presa fácil de la fatiga. La experiencia personal advierte sobre la posibilidad de que la pájara sobrevuele por encima de nuestros cascos.
Lo mejor en estos casos es armarse de moral y no mirar hacia arriba buscando la referencia de la vertiente de San Pedro de Alcántara: por muy mal que estemos, debemos tomar conciencia de que el esfuerzo no se prolongará más de un cuarto de hora.
Al tran-tran alcanzamos, por fin, la cima del puerto y, si nuestro destino es la costa, tan sólo nos queda dejarnos caer durante más de 20 km. de merecido descenso.
Fotos:
Vado sobre el Genal donde iniciamos el puerto:
Pronto aparecen las rampas serias:
Dejamos atrás la primera herradura que presenta el ascenso:
La pista ya está preparada para su pronto asfaltado:
Mientras tanto, algún que otro tramo es difícil de pasar con la flaca:
Después de 2 km. a más del 7% y un breve descanso, afrontamos rampas del 20%:
Segunda y durísima herradura con Pujerra a nuestras espaldas:
Salimos de la curva con gran esfuerzo y procurando mantener el equilibrio:
Los riscos de Cartajima y el pueblo que les da nombre:
Aquí salimos de este tramo de 700 m. al 13,2%:
Y nos adentramos en una carretera estrecha, aunque en buenas condiciones:
Hasta Pujerra, la carretera nos concede una tregua. Disfrutamos del entorno:
Al llegar al pueblo, giramos a la izquierda para rodearlo y retornan las rampas de doble dígito:
El 15% que indica nuesto altímetro se nos antoja corto:
Pujerra:
Carretera solitaria entre castaños:
Alguna bajada corta y continúa el ascenso suave hasta la cooperativa castañera:
Aunque hasta que lleguemos a la tercera herradura, justo en el cruce de la pista que conduce a Jubrique, no volverá a endurecerse la subida:
El invierno desnuda los castaños:
Y su hoja tapiza los bordes de la ya de por
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