Localización: Sirven para su localización las mismas indicaciones que ya diéramos para el puerto del Zamorano por Algámitas con el que comparte unos 5,5 km.
Comenzamos, pues, la ascensión en la SE-461, justo en el cruce de Villanueva de San Juan, hasta alcanzar Algámitas, donde tomaremos la SE-462 en dirección a Pruna. Luego giramos hacia el “Cámping el Peñón” hasta que se acaba la carretera.
|
Especificaciones: Los dos primeros km. presentan un firme en magnífico estado y perfectamente señalizado, pero al salir de Algámitas el asfalto se vuelve mucho más rugoso y estrecho y la señalización horizontal borrosa por el desgaste de los años. El tramo final está recién asfaltado y, aunque carece de señalización, cuenta con unos muretes que limitan perfectamente la carretera.
El tráfico es casi inexistente y las sombras escasean en toda la subida.
|
Comentario: Compartiendo la mayor parte de la subida al puerto del Zamorano, la escalada al Peñón de Algámitas se muestra como una alternativa más dura, aunque sin salida, a su vecino.
A los aproximadamente 5,5 km. de ascenso del puerto -cuyo inicio es bastante suave y que, a partir de Algámitas situará sus rampas siempre cercanas al 6,5%- nos desviaremos a la derecha para afrontar el tramo de verdadera exigencia que esconde la mole rocosa de El Peñón de Algámitas. En este punto la carretera sube rápidamente sin apenas tregua, disparándose su pendiente muy por encima del 10% e incluso, en ocasiones, superando ampliamente la “barrera” del 20%.
Desde que giramos a la derecha, vamos a notar cómo las rampas se empinan bruscamente a la par que mejora el piso. Ascendemos serpenteando de suerte que en muy poco espacio vamos a torcer varias herraduras –y también varias curvas que podríamos denominar “codos” por su parecido con nuestra articulación- y, nosotros, al mismo tiempo, a menos que llevemos un desarrollo adecuado, nos vemos obligados a zigzaguear para salvar mejor la fuerte pendiente. Si sufren más nuestras piernas o nuestra espalda es algo que no alcanzamos a discernir.
La carretera nos concede, por fortuna, algún respiro y, eso sí, unas maravillosas vistas sobre la depresión del Guadalquivir, la Sierra de Becerrero, la Sierra de los Caballos, la Subbética cordobesa y buena parte de las otras sierras malagueñas que lindan –o están próximas- con la provincia hispalense.
Volvemos a las rampas y a trazar eses, cuando contemplamos unas casas en la rocosa ladera del Peñón que constituirán una buena referencia del lugar dónde habremos de poner fin a nuestras pedaladas.
Al llegar a la recepción del camping, si no nos lo impiden (téngase en cuenta que los lunes está cerrado), podremos subir aún un buen tramo hasta el pie mismo de la roca por esta ladera Norte en que nos encontramos, donde un mirador nos permitirá disfrutar de una excepcional panorámica. Son unos últimos 400 m. de infarto en los que la pendiente alcanza de nuevo el 20% y no baja –ni siquiera se acerca- en ningún instante del 10%.
Desde aquí parte un sendero para subir hasta la cima del Peñón, situada a 1121 m. de altitud, siete por debajo de su achatado vecino el Terril, techo de la provincia.
Fotos:
Después de dejar atrás el cruce de Villanueva de San Juan, la carretera asciende muy suavemente los primeros km.:
A nuestra derecha, aún lejos, el Peñón:
Al salir de Algámitas, la carretera comienza a picar hacia arriba:
Pronto nos topamos con una primera herradura:
Las rampas se sitúan próximas al 7%:
Vamos ganando altura sobre el pueblo y la perspectiva sobre las sierras colindantes se amplia:
Mediado el quinto km. nos topamos con el cruce a la derecha que nos llevará hasta el Peñón:
El cambio de pendiente es brusco e inesperado:
Ya estamos en las faldas del Peñón:
Ascendemos rodeados de olivos en todo momento:
Al fondo, la carretera que hemos abandonado y que asciende hasta el puerto del Zamorano escoltada por el Terril:
Las rampas de doble dígito son constantes
Llegando a situarse incluso en el 22% antes de esta herradura:
Las construcciones al pie del Peñón nos sirven de referencia en el ascenso:
Justo cuando llegamos a un descansillo:
Luego, pasamos una valla y seguimos ascendiendo:
Las rampas alcanzan ahora el 23% de máxima:
Precisamente antes de llegar a la barrera del cámping, junto a un restaurante:
Los últimos 400 m. de ascenso tampoco son desdeñables:
Y es que de nuevo se alcanza el 20%:
Entretenerse en observar el paisaje es bastante complicado:
Sobre todo cuando no hacemos otra cosa que retorcernos:
La última herradura nos deja en el mirador que hay en la cima:
Una vez aquí, tomamos aire y disfrutamos de las vistas que proporciona una de las subidas más exigentes de la provincia:
|