GRANADA COLLADO DEL ALGUACIL
Pinos Genil y Güéjar Sierra
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Altitud: 1891 m Distancia: 17,19 km Desnivel: 1126 m Pendiente Media: 6,6 % Coeficiente: 304
 

Altigrafía y comentarios enviados por:
Miguel Baeza y Martín Cerván

 

Localización: Comenzamos el ascenso a la entrada de Pinos Genil procedentes de Cenes de la Vega y al punto nos desviamos a la izquierda para buscar Güéjar Sierra.


Especificaciones: El estado de la carretera a lo largo de todo el ascenso es excelente, aunque hay que hacer algunas puntualizaciones respecto de sus características: desde Pinos Genil hasta Güéjar Sierra la carretera es bastante ancha, de unos 7 m., y está perfectamente señalizada, contando, por tramos, con un estrecho arcén que bien podemos utilizar. Hasta aquí, el tráfico, aun siendo escaso, es más voluminoso que en el resto del ascenso; ya en las calles de Güéjar nos encontraremos con un estrechamiento de la calzada, que se sitúa en 4,5 m. aproximadamente, perdiendo, además, la señalización horizontal y siendo la vertical muy pobre; una vez superado el km. 11, al pasar el desvío hacia el Cortijo Los Cuartos, la carretera vuelve a ensancharse hasta unos 5 m. y reaparece la señalización horizontal.
Las sombras son inexistentes durante todo el ascenso.

Fuentes: Hemos localizado una fuente a la entrada de Güéjar Sierra.

Comentario: No exageramos ni un ápice si afirmamos que Granada es una de las provincias –con la capital al frente- de mayor raigambre ciclista en el país. Y ello no es fruto, ni mucho menos, de la casualidad: basta con considerar el elevado número de puertos de montaña existentes en la provincia y su categoría para relacionar esta afición con la orografía de la que goza Granada.
Pues bien, he aquí la última –si es que se puede decir última- de las joyas que nos regalan Sierra Nevada y sus alrededores.
El collado del Alguacil, cuya cima se eleva a casi 1900 m. de altitud, es sin duda uno más en la innumerable lista de colosos de la zona, con sus 8,5 km. finales a casi el 10% de media, ahí es nada. Lo cierto es que el puerto se puede dividir perfectamente en dos zonas bien diferenciadas.
En primer lugar hay un trayecto de “aproximación” hasta Güejar Sierra, en que la carretera, remontando el valle del Genil, no termina de decidirse completamente a apuntar hacia el cielo. Sin embargo, encontramos ya en este trayecto buenas rampas, incluso un km. que ronda el 8% y rampas, a veces sostenidas, de dos dígitos. No hay, pues, que llevarse a engaño con esta primera parte de la subida: malgastar aquí fuerzas significará, con toda seguridad, echarlas de menos más adelante.
Después de las tres herraduras de ese primer km. duro, coronamos un pequeño altillo justo donde se halla el Embalse de Canales. Entonces afrontamos un leve descansillo y seguimos ascendiendo por pendientes siempre cercanas al 5%, a excepción de unos centenares de metros de cierta exigencia.
Remontando ahora las aguas del embalse, coronamos un segundo altillo, junto a un camping, que precede a las primeras casas del pueblo, hasta donde nos dejaremos caer con cierta comodidad. Aún callejeando, tras tomar algún que otro cruce, nos disponemos a afrontar la segunda parte del ascenso, la que hace de éste un puerto verdaderamente “especial”.
Por si teníamos dudas de lo anterior, esta segunda parte comienza con una rampa de unos 150 m. al 20%, y ya podemos echar mano del arsenal de piñones de que dispongamos de aquí en adelante, porque tras un corto descanso las rampas vuelven a empinarse a la par que pasamos junto al desvío que conduce al Veleta por la antigua carretera del Hotel del Duque.
Antes de que nos hayamos querido dar cuenta, estamos metidos en faena... y sin descanso. Sí que es cierto que hay dos km. más “suaves” cercanos al 9%, pero no lo es menos que en los 5 finales pocas veces hallaremos algún momento de respiro por debajo del 10%.
Al salir del pueblo encontraremos durante unos cientos de metros uno de los pocos tramos de arbolado en toda la subida. Se trata de un olivar que, aunque generoso en aceitunas, no se basta para proporcionarnos la sombra tan necesaria en los meses estivales.
A nuestra derecha el barranco se ha ido haciendo más pronunciado con el paso de los km. sobre el profundo valle. Las cumbres de Sierra Nevada, antes apenas visibles, descuellan cubiertas de su blanco manto: mientras que nosotros ascendemos por la ladera Sur de la montaña, siendo la nieve más escasa, podemos contemplar en la ladera Norte de las vecinas cómo se acumula en gran cantidad en alturas bastante inferiores a las que estamos pedaleando.
Prácticamente hasta alcanzar la cuarta y penúltima herradura del puerto la carretera asciende serpenteando y no nos es posible hacernos una idea de las rampas del puerto más allá de los siguientes 100 ó 200 m. Sin embargo, a partir de este momento, se ampliará nuestro campo de visión, un pequeño detalle que suele tener efectos psicológicos negativos: pues avanzamos muy lentamente y la cuesta no parece tener fin. Además, con el paso de los km. las piernas se van poniendo pesadas y cada vez nos cuesta más mantener la velocidad de crucero que traíamos.
La panorámica es cada vez más espectacular: la Loma de los Papeles, el Alcazaba, el Mulhacén, el Veleta. Cumbres todas que, por lo menos, nos sirven para apartar nuestra mente de las rampas por unos instantes, y es que la pendiente ya no va a concedernos tregua alguna.
Por lo menos, antes de llegar al Cortijo Balderas nos encontramos con una serie de curvitas que, eso sí, se enlazan con fuerte pendiente; pero lo mejor es, desde luego, mentalizarse de que aún nos quedan los kilómetros más duros.
Reaparecen los olivos y algunos arbustos que proporcionan la justa sombra para que se mantengan algunas manchas de la reciente nevada, manchas que a veces ocupan parte de la calzada y que debemos esquivar si no queremos darnos de bruces con el suelo. En cualquier caso, la vegetación irá desapareciendo paulatinamente y la carretera se irá haciendo más y más abierta, a pesar de que en ningún momento vemos la cima, sino tan sólo la carretera ascendiendo a media ladera por los cerros que se yerguen ante nosotros.
Finalmente, con paciencia y riñones, lograremos –si la nieve nos lo permite- coronar este auténtico coloso granadino, que pronto contará con una vertiente Norte y que nada tiene que envidiar a algunos de los más afamados puertos pirenaicos, alpinos y dolomíticos.


Fotos:
En Pinos Genil giramos a la izquierda en dirección a Güéjar Sierra:


Los primeros km. son de toma de contacto:


Pero pronto entramos en una zona que se sitúa por encima del 7%:


Pasaremos tres herraduras consecutivas:


La sequía también se hace notar en el Embalse de Canales:


Nos vamos acercando al momento clave:


Al fondo asoman las cumbres nevadas:


En Güéjar nos damos un descanso, antes de afrontar las rampas más duras aún en el pueblo:


En efecto, se trata de unos 150 m. al 20%:


Algún descansillo y seguimos ascendiendo. A la derecha dejamos el desvío hacia el Veleta:


Antes de las heladas, hay que recoger la aceituna:


La carretera se ha estrechado, aunque el firme está perfecto:


Frente a nosotros el Cerro Papeles con sus más de 2.400 m. de altitud cubiertos de nieve:


Los porcentajes rara vez se sitúan por debajo del 9% hasta las herraduras:


Antes de llegar a las dos últimas herraduras, la carretera vuelve a ensancharse y el asfalto está aún más fino:


Precisamente en las herraduras la pendiente alcanza el 14%:


Por unos instantes dominamos unos cientos de metros el trayecto ascendido en la doble curva:

Altimetrías de Puertos de Montaña
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