Especificaciones: El firme está en excelente estado y cuenta con señalización vertical y horizontal. La carretera es estrecha y no cuenta con arcén ciclable, por lo que se hace necesario extremar las precauciones, sobre todo porque cuenta con cierto tráfico. El tramo final hasta el mirador está en peor estado, aunque su acceso no supondrá dificultad ninguna. Escasean las sombras durante toda la subida.
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Comentario: El Alto de San Jerónimo es ya un clásico de la Vuelta Ciclista a España cuando la carrera tiene a bien arribar a la capital cordobesa. Se trata de un puerto cortito pero con rampas duras que hacen del final de etapa uno de los más explosivos de la ronda y espectaculares para el público aficionado al ciclismo profesional.
Comienza la ascensión en una larga recta de un km. que va girando levemente hacia la izquierda a medida que sus rampas comienzan a empinarse. Pasamos por el canal del Guadalmellato y dejamos a nuestra derecha un aeródromo, de cuya presencia nos advierte un cartel, para que no nos llevemos un susto innecesario al ver volar un aeroplano por allí.
Después de un prolongado giro a la izquierda en el sentido de nuestra marcha y habiendo probado nuestras fuerzas en las primeras rampas de cierta entidad, nos topamos con la primera de las tres herraduras que adornan la subida. Está situada en un cruce que debemos tomar a la derecha para seguir ascendiendo, aunque bien podríamos desviarnos a la izquierda para desarrollar el aspecto turístico de nuestro deporte con la visita al Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso -que aporta su nombre a la subida- y a las ruinas de Medina Azahara.
El monasterio, comenzado a mediados del s. XV, es la primera obra del gótico cordobés y cuenta con un claustro de la misma época verdaderamente admirable; los restos de Medinat al-Zahra, por su parte, pertenecen a la época más esplendorosa de la historia cordobesa. El califa Abd al-Rahman III fue quien ordenó levantar en el s. X la ciudad para albergar la capital del califato, el palacio real y la sede del gobierno. Se dice que fue su favorita Zahra (cuyo nombre significa “flor de azahar”) quien le sugirió la idea de levantar una ciudad extramuros donde se conjugaran placer, belleza y poder. Y así fue como el califa edificó la ciudad que pasó a denominarse “Ciudad de la flor de azahar” en honor a su amada. Por desgracia, como consecuencia del paso del tiempo, la poca consistencia de determinados materiales empleados como el yeso, la dejadez de las autoridades y el expolio, los restos se conservan en un pésimo estado. A pesar de los ingentes esfuerzos de arqueólogos, restauradores y especialistas, a día de hoy, al visitar Medina Azahara tan sólo podemos hacernos, por suerte o por desgracia, una vaga idea de su belleza original.
No obstante, después de sumergirnos en la historia de la ciudad califal, debemos seguir nuestro camino ya sin descanso para afrontar unos kilómetros que, si bien, no cuentan con una pendiente media de consideración, sí que albergan rampas exigentes y continuas que van a requerir un buen esfuerzo de nuestra parte. Después de la primera herradura la carretera se vuelve un tanto más sinuosa y en menos de un km. volveremos a trazar dos herraduras con espléndidas vistas sobre el valle del Guadalquivir que dan paso al tramo más exigente del puerto con constantes rampas al 10% y máximas del 12,5 %.
Coronamos el Alto de San Jerónimo en una rotonda, pero decidimos continuar nuestra marcha ascendente tomando la segunda salida a la derecha (por la CV-79) durante casi unos 700 m. más y volveremos a desviarnos a la derecha en otro nuevo cruce –no señalizado- en dirección al “Mirador de las Niñas” que nos ofrece unas soberbias vistas sobre la capital cordobesa, todo un regalo para nuestros asombrados ojos.
Fotos:
Los carteles de “Precaución ciclistas” son cada vez más frecuentes en nuestras carreteras, aunque, por desgracia, los arcenes siguen siendo inexistentes. Comienza la subida:
El Monasterio de San Jerónimo al fondo, a la derecha una torre y las señales advirtiendonos del cercano aeródromo:
Hacia atrás lomas y más lomas:
Hacia delante la sierra que nos disponemos a surcar:
La primera herradura coincide con el cruce a Medina Azahara y el Monasterio:
La presencia de alguna herradura más se intuye al ver los quitamiedos sobre nuestras cabezas:
Ya vamos comprobando que nuestro esfuerzo obtiene sus frutos, pues el valle del Guadalquivir se va quedando abajo:
Segunda y panorámica herradura:
Seguida va la tercera y última:
Han borrado las pintadas de apoyo a los ciclistas profesionales:
Otro vistazo hacia atrás para comprobar cuánto hemos ascendido:
Nos vamos introduciendo en los km. finales hasta el Alto de San Jerónimo:
Nos encantan estos quitamiedos. A la izquierda, paralela en un principio, baja una carretera a Córdoba desde la rotonda donde acaba el puerto:
Al frente queremos intuir nuestra meta:
Aunque la mirada hacia atrás es más agradable, el descenso se antoja divertido:
Sin perder la ciudad de Córdoba de vista, estamos ya en el alto:
La última rampa:
Pero hemos decidido seguir un poco más arriba, hasta el “Mirador de las Niñas”. En la rotonda del Alto de San Jerónimo tomamos la segunda salida a la derecha y más adelante tomamos este cruce a la derecha:
La carretera empeora notablemente:
Aunque la pendiente es más llevadera y con descansillos:
Hasta concluir en la rotonda-mirador:
Y echamos una ojeada a Córdoba, que para eso hemos subido hasta aquí:
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