Comentario: Cierto es que esta no es la vertiente más exigente por la que podemos “atacar” el Monduver, pero si bien no tiene la belleza de las curvas de la de Barx, si por lo menos podremos sentir el bosque mediterráneo en su plenitud y calma, cosa que en la de Gandía no por su anchura y tráfico.
En su inicio el puerto es tendido y no ofrece grandes dificultades, salvo un corto tramo al inicio del 14%, pero enseguida tenemos una corta bajada, pero a partir de ahí la cosa se suaviza.
Una vez coronemos el Puigmola, hay un tramo de bajada donde deberemos de ir con precaución por el estado del suelo y la pendiente pronunciada. Justo al terminar el descenso hay una fuente donde el agua siempre sale fresca, cosa que se agradece y mucho en los meses de verano.
Nos quedarán unos 2’5 km muy llevaderos hasta la Drova, y cruzaremos la población de Barx, donde tendremos otra fuente.
Ya estamos en la Drova ¡¡EMPIEZA LA FIESTA!! y lo mejor de la ascensión. Quien se queje a partir de aquí, que no hubiera venido, pues ya sabe a que se enfrenta y no tiene excusas. Eso si, la recompensa al llegar arriba merecerá mucho la pena.
A pesar de que he visto subir a gente esa última parte con un 39x25 y a otros romper la cadena, es aconsejable ser consciente de a donde se va, la condición física de cada uno y sobre todo la mental, para así poder afrontar de la mejor forma posible la ascensión, y si tiene que ser con triple plato, adelante, pues lo importante no es con que desarrollo se sube, si no el poder llegar arriba, y si es sin echar pié a tierra mejor que mejor. Hay algunos “bocas” que dicen que un puerto que no puedes subir con un 39, es que no es un puerto para ti, pero luego ellos siempre tienen alguna excusa para no subirlo. En fin, que mucha boca y pocos pedales.
La comenzamos en la urbanización La Drova, y para no equivocarnos en que calle tomar, tenemos como referencia una para de Bus, a partir de ahí, la carretera se va empinando paulatinamente por la ladera de la montaña de forma rectilínea, lo que hace que después de una liguera “ese”, nos topemos con un auténtico muro que va a poner a prueba nuestras piernas, pulmones, cabeza y mentalización, pues por mucho que mires hacia delante, no ves el final de la rampa y tu ya lo llevas todo metido, y pedaleas pero…. sientes que no avanzas, así que PACIENCIA, ya llegará, poco a poco y con calma. Es lo más duro (hay picos superiores al 25%) y está al comienzo, menos mal, porque nos coge con fuerzas, pero ojo con dejarlas todas aquí, que nadie valla de gallito que acabará en gallina poco más arriba. Cuando por fin llegas y giras a la derecha, el 10% que marca parece todo un descanso y recobras el aliento. Aunque no lo creas, así es.
A partir de ahí se asciende bordeando la ladera, alternando rampas exigentes con zonas más livianas e incluso con una ligera bajadita, en las que deberemos de oxigenar las piernas y bajar de pulsaciones. Aprovechamos para mirar el paisaje y lo mucho que hemos subido en tan poco espacio.
Justo a mitad de la ascensión, nos encontraremos el Burucartel del Puerto, donde algunos con la excusa de la foto, echará pié a tierra, pero los más valientes lo dejan para luego. En ese punto también cambia el firme y pasamos del asfalto al cemento.
Enseguida llegamos a dos herraduras enlazadas que nos harán cambiar el sentido de la ascensión y nos dejarán en una recta de 400 metros con una ligera curva a mitad (menos mal), donde volveremos a superar el 20%, con algún pico al 23%, y gracias que antes habíamos guardado algo, porque aquí podemos darlo todo para llegar al “Coll de les Bigues” donde comienza una corta bajada que nos permitirá recuperar algo, pero enseguida volvemos subir y ni siquiera hemos tenido tiempo de utilizar el cambio.
A partir de aquí nos quedará poco más de un kilómetro con seis curvas de herradura. En esta última parte, ya podemos ver la zona alta de las antenas, lo que nos indica que estamos cada vez más cerca de nuestro objetivo. Pero no será fácil, como no lo ha sido hasta ahora, y aún nos quedará superar algún pico superior al 20%.
Después del la última herradura “solo” nos faltan 220 metros, pero no bajan del 15% y poco a poco vemos la verja donde termina la subida y tenemos nuestro objetivo.
Una vez llegamos, lo normal es que tardemos un poco en disfrutar de las vistas, pues los jadeos y dolor de piernas haran que nos tengamos que sentar para recuperarnos con calma. Una vez lo hemos echo, podremos disfrutar de unas magníficas vistas de TODA la provincia de Valencia. Donde en días claros se puede incluso ver al Norte el Monte Bartolo de Castellón, al Sur el Montgo, al Este Ibiza y al Oeste el vapor de la Central de Cofrentes.
La sensación de haber logrado llegar arriba, unido a las magnificas vistas, dan un sentimiento de libertad y una satisfacción personal que es difícil poder experimentar de otras maneras y sobre todo describir con palabras.
SUBELO, DISFRUTALO, SIENTELO Y LUEGO CUENTALO.
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