Localización: Desde Arroyo, en la orilla sur del embalse del Ebro, seguimos por la CA-735 en dirección sur, junto al cauce del río. Tres km más adelante, encontramos un cruce que a la derecha indica hacia Montesclaros. Es el punto de inicio de la ascensión.
Mapa de situación y detalle.
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Comentario: Esta ascensión nos lleva un poco más arriba del complejo monacal del Santuario de Montesclaros, enclavado en la ladera derecha del valle del Ebro, al poco de abandonar el embalse que lleva su nombre. Hemos optado por escribirlo con las dos palabras juntas, aunque indistintamente se denomina Montes Claros, ya que es así como lo denomina la página oficial del Santuario. Lugar de culto de origen celta, fue cristianizado, de acuerdo con los últimos descubrimientos, hacia el siglo III, posiblemente por algún ermitaño que se ocultaba de la dominación romana. Pasaría luego a manos de los visigodos y un sinfín de avatares, sobre todo en fechas tardías (saqueo de las tropas francesas, desamortización de Mendizábal, guerra civil...) hasta llegar al complejo actual ocupado por los dominicos. Se trata de una ascensión para disfrutar, con el trasfondo de un bello y verde paisaje y sin rampas que nos quiten el resuello, aunque hay tampoco hay que tomársela a la ligera, ya que el segundo km tiene casi un 10% de media. El primero es algo más suave y es fácil que nos encontremos con ganado suelto en los bordes de la carretera o incluso en ella misma. La parte más dura está en los últimos 800 metros del segundo km, con un 10% de media, aunque la pendiente es bastante regular, ya que no rebasaremos el 12%. Poco antes de finalizar éste km, habremos dejado a la izquierda el cruce de entrada al Santuario. Al poco de iniciar el tercer km nos encontramos con un corto descenso hasta llegar a la otra entrada al Santuario, descenso que “rebaja” un tanto el coeficiente, ya que aún nos queda medio km bastante exigente hasta llegar a un mirador donde parece que finaliza la ascensión. Pero tras describir una curva, vemos que ésta continúa otro km más, eso sí bastante más asequible. Si descendemos por la misma vertiente, merece la pena una visita al recinto del Santuario. Y si no, lo deberíamos haber hecho durante la ascensión. También merece la pena una paradita en el mirador. Las vistas son magníficas.
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Fotos:
Inicio en este cruce bien señalizado.
Se puede apreciar la amplitud y buen estado de la carretera.
Paso a nivel sin barreras del histórico tren “de la Robla”.
Aquí comienza el tramo más duro.
Bonito paisaje, tranquilidad absoluta, nada de tráfico, carretera perfecta, ¿qué más se puede pedir?.
Dejamos a la izquierda la entrada hacia el Santuario, pero aún continúa la fuerte pendiente.
Un corto tramo en descenso nos lleva hasta la otra entrada al Santuario .
Parece que la cima está junto a este mirador, pero aún queda un km de suave ascenso.
Magnífica vista desde el mirador.
Final. Lo que se ve a la derecha, son apenas 20 metros asfaltados.
Visitando el Santuario parece que retrocedemos unos siglos en el tiempo.
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