Localización: Nos encontramos en la Costa Tropical granadina al pie de la Sierra de la Contraviesa en el pueblo de Castillo de Baños. Salimos de la pequeña población costera por la calle principal, Avenida de las Delicias, y en la primera rotonda nos desviamos hacia Castillo de Baños de Arriba (La Guapa) y Polopos por la GR-6204. Más tarde, después de dejar atrás Polopos, giramos a la izquierda siempre en dirección a Órgiva por la A-4131 hasta que, pasado el cruce donde está la afamada venta Haza del Lino, lleguemos al punto más alto de la carretera un kilómetro más arriba aproximadamente.
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Comentario: Comenzamos a dar pedales en Castillo de Baños junto a su hornabeque, fortificación de carácter defensivo que data del S. XVI. Desde allí unas rampas muy suaves dan paso al inicio serio de este puerto. El callejeo inicial presenta ya rampas bastante empinadas de hasta el 15%, si bien el tramo más duro de todo el puerto lo vamos a encontrar justo a la salida de La Guapa, después de torcer una herradura a derechas justo en un punto en que la carretera ha sufrido un derrumbe y un desvío hormigonado nos devuelve al trazado original. Desde este punto ya empezamos a dominar un paisaje caracterizado por la abundancia de invernaderos, el azul del mar siempre de fondo y unas lomas cubiertas, principalmente, de matorrales en esta parte baja, además de plantas aromáticas. Tras el respiro vuelve la cuesta: los próximos dos kilómetros y medio son probablemente los más duros de todo el puerto, ya que superan el 9% de media, aunque las rampas de doble dígito aparecen diseminadas por toda la carretera. Ascendemos paulatinamente con el mar a nuestras espaldas y con la vista puesta en la carretera, perfectamente visible siempre en las lomas que se elevan ante nosotros, mientras a nuestra izquierda los invernaderos se apilan por doquier formando terrazas. El curveo y la creciente altitud nos permiten ahora vistas hacia el levante: el paisaje no cambia lo más mínimo. La aridez de las lomas, cuando el plástico ha dejado paso a los matorrales y arbustos, nos permiten, en cambio, disfrutar del espectacular trazado del puerto. Empezando el km. 7, tras una herradura a derechas, la pendiente va a cejar durante unos dos km. Con el descansillo tomamos conciencia del cambio que se ha ido produciendo en el paisaje: al principio almendros aislados, luego laderas repletas; lo que antes eran lomas, ahora son barrancos de profundas ramblas. En éstas, llegamos a la cuerda de la montaña y cambiamos de agua en una suerte de collado en la que repunta la pendiente. Polopos, ahora sí, se vislumbra en la ladera. Hasta un 17% nos llega a marcar aquí nuestro clinómetro en un km. que vuelve a rondar el 9%. Polopos es el típico pueblecito alpujarreño de fachadas encaladas y techos apiñados. Parece tener sus orígenes en la época de ocupación musulmana, perteneciendo a la Tahá del Gran Cehel (Sierra del Cehel era el antiguo nombre de la Contraviesa), y fue entregado a Boabdil el Chico por los Reyes Católicos para su retiro, pasando posteriormente a manos de la Corona de Castilla una vez éste marchó a África. Desde hace años se organiza una carrera ciclista en el mes de marzo para las distintas categorías ciclistas consistente en la escalada a este puerto. A su conclusión los participantes quedan invitados a la fiesta del vino de Polopos y al ganador se le premia con su peso en productos de la tierra. Una herradura a izquierdas resultará, a la vez, entrada y salida del pueblo, ya que simplemente lo vamos a pasar rozando. A partir de ahora la pendiente se encontrará más próxima al 7% que al 9%. Sin embargo, lo más destacable, además de la creciente espectacularidad de las panorámicas, será el precioso trazado: el constante curveo da pie al bonito nombre de “Caracolillos de Polopos” con que es conocido este tramo. Un tupido rodal de encinas, a modo de corona, cubre la ladera por encima del pueblo, aunque pronto, tras las primeras paellas, la arboleda desaparece. Antes de llegar al cruce de Albuñol y Órgiva la pendiente habrá descendido considerablemente y no volveremos a encontrar ya rampas superiores al 10%. Este último tramo lo vamos a paladear como se merece: la carretera se ha convertido en un balcón hacia la costa, como si pedaleáramos por la cornisa del edificio más alto de una ciudad, vamos a dominar por completo la Costa Tropical granadina ¡En días claros es posible ver las costas africanas! Desde aquí, a vista de pájaro, los enormes invernaderos más bien parecen envoltorios de chicle. Junto a la carretera ralean encinas hasta que en una ladera no muy lejana atisbamos el bosque de alcornoques del Haza del Lino. Tras una cerrada curva a derechas y vemos las distintas edificaciones existentes en la encrucijada del Haza del Lino, entre las que destaca la famosa venta, lugar de concurrencia de viajeros y habitantes de la comarca. Allí hay también un mirador desde donde es absolutamente recomendable asomarse. Dejamos a la derecha el camino de la Venta del Tarugo y proseguimos hasta la cota más alta a través del alcornocal, el más alto del mundo según dicen, que, después de un centenar y medio de ser plantado, forma ya parte del paisaje y de la vida de los habitantes de este terruño. Coronamos a casi 1.300 m. de altitud en una zona en que la pendiente suaviza hasta el punto de llegar a ser prácticamente llana antes de caer definitivamente camino de Órgiva.
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