Hay que tomar esta carreterilla entre las dos primeras casas a la derecha.
Al poco, nos encontraremos con este estrecho puente medieval y la rampa que salva el ferrocarril.
Después de un pequeño descenso, la boca del infierno.
En la primera herradura se aprecia la fuerte pendiente por el interior.
A la salida de la segunda, se suaviza (por decir algo) la pendiente.
Lo más duro que queda, al 17%, antes de Elorriaga.
Llegamos a Elorriaga.
Y giramos a la izquierda.
Al poco, ya por cemento, se vuelven a endurecer las rampas...
Hasta alcanzar el 18% al paso por este pinar.
Aquí se acaba el martirio.
Hemos llegado al alto. La pista de cemento termina en las instalaciones de distribución de agua que se ven tras el caserío. De fondo, Belatxikita y el inicio del macizo de Aramotz.
|